Londres, 19 nov (EFE).- La independencia de Escocia conllevaría retos fiscales a largo plazo por la previsible caída de los ingresos por petróleo del mar del Norte, señala un informe dado a conocer hoy por el Instituto británico de Estudios Fiscales (IFS).
De acuerdo con el IFS, que presentó sus conclusiones en Edimburgo, a corto plazo una Escocia independiente disfrutaría de una situación fiscal algo más favorable que la del resto del Reino Unido, pues sus ingresos por impuestos serían superiores a su alto nivel de gasto.
Esto sería así siempre y cuando la nueva nación escocesa consiguiera una proporción "geográfica" en el repartimiento con sus vecinos de los recursos de petróleo y gas del mar del Norte, que le sería más beneficiosa que una hecha en función de la población.
Con una cuota geográfica de los recursos, Escocia equilibraría gastos e ingresos, aunque no tendría dinero de más procedente del petróleo para depositar en un fondo soberano, al estilo del que tiene Noruega.
Con una cuota por población, en cambio, su perspectiva fiscal sería peor que la del resto del Reino Unido, señala en Instituto.
Según el informe del centro de estudios, a largo plazo la situación se complicaría, incluso con una repartición geográfica de los recursos de crudo y gas, por la volatilidad de los precios del petróleo.
"Si, como parece probable, los ingresos por petróleo disminuyen, una Escocia independiente afrontaría a la larga un ajuste fiscal mayor que el del Reino Unido", asevera el IFS.
Por lo que respecta al producto interior bruto (PIB), actualmente en Escocia, computando los ingresos por petróleo y gas, es algo superior al del resto del Reino Unido.
Esto significa que si Escocia heredara una deuda en términos per cápita, la proporción de deuda respecto al PIB sería un poco más baja que la del Estado británico.
No obstante, apunta el Instituto, aún supondría al menos dos tercios del PIB -frente al 70 % que se le prevé al Reino Unido en 2017-18-, muy por encima de la que tenía el Estado británico en los años previos a la crisis crediticia.
"Un nuevo Gobierno escocés tendría que diseñar una arquitectura fiscal que estableciera un camino sostenible a largo plazo", apunta el IFS. EFE