Por Yuri García y Philip Pullella
GUAYAQUIL, Ecuador (Reuters) - El papa Francisco celebró el lunes su primera misa en Ecuador ante cientos de miles de emocionados fieles en la que ensalzó el papel de la familia y pidió apoyo en sus esfuerzos por llegar a los católicos que se sienten marginados por la Iglesia.
Después de su llegada el domingo a la capital ecuatoriana, Francisco, de 78 años, viajó a Guayaquil para visitar el santuario de la Divina Misericordia antes de celebrar una misa ante cientos de miles de ecuatorianos.
Fiel a su estilo humilde, el papa argentino se trasladó en sus recorridos en un pequeño Fiat plateado que llevaba matrícula del Estado de la Ciudad del Vaticano, mientras miles de personas se agolpaban en las calles para celebrar con flores, aplausos y gritos su paso.
En Guayaquil la misa concentró a unas 800.000 personas, según cálculos de las autoridades. Muchos de ellos habían esperado acampando desde la noche anterior, cantando y orando.
"He venido a este encuentro espiritual y a pedir que el Papa me sane porque tengo cáncer", dijo Franklin Borbor, de 48 años, quien pese a su enfermedad viajó más de cinco horas para ocupar un lugar en el parque.
El eje central de la homilía fue la familia, a la que consideró "la gran riqueza social que otras instituciones no pueden sustituir, que debe ser ayudada y potenciada".
Francisco hizo hincapié en la solidaridad con los mayores, los desempleados y los que atraviesan problemas.
El tema de la familia será discutido en un sínodo, una reunión de obispos en el Vaticano en octubre que durará un mes.
En la reunión está previsto que sean debatidas las formas de llegar a los católicos que se han divorciado y vuelto a casar fuera de la Iglesia, que bajo las reglas de la institución no pueden recibir la comunión a menos que se abstengan de las relaciones sexuales. También se tratarían las maneras de abordar a los católicos homosexuales.
Los cambios en el enfoque de estos temas son muy resistidos por los obispos conservadores.
Después de la misa, Francisco se reunió con colegas jesuitas. Además almorzó con uno de sus amigos, el sacerdote español Francisco Cortés, conocido como el padre "Paquito", a quien no veía desde hace tres décadas.
La visita a Guayaquil tiene un significado adicional. La ciudad costera ha sido epicentro de protestas contra el Gobierno durante las últimas semanas, donde muchos salieron a las calles para manifestarse en contra de planeados aumentos impositivos y para denunciar al presidente Rafael Correa por autoritarismo.
El mandatario acusa a sus opositores de querer opacar la visita del Papa. Los críticos del presidente suspendieron las protestas por el viaje del Sumo Pontífice, pero algunos abuchearon el domingo a funcionarios en la caravana papal.
Por la tarde, Francisco volvió a Quito y se reunió con Correa en el Palacio de Carondelet, que fue adornado con grandes banderas y más de 120.000 rosas.
BENDICIONES Y FLORES
Después del encuentro con el mandatario, el papa Francisco salió al balcón presidencial y bendijo a las personas reunidas en la Plaza Grande, escenario en el pasado de varias revueltas sociales que han terminado con la destitución de mandatarios.
"Les doy la bendición para cada uno de ustedes (...) por este gran y noble pueblo ecuatoriano para que no haya diferencias, que no haya exclusivo, que no haya gente que se descarte", dijo el Sumo Pontífice en su mensaje final de la larga jornada en su segundo día de visita al país andino.
Al llegar a Ecuador, Francisco había exhortado al diálogo y a valorar las diferencias para que los progresos sociales lleguen a todos los ecuatorianos.
"Anhelamos que después de su visita hayan muchos cambios sobre todo que la gente sea solidaria y haya unidad en el país, que está dividido por muchas malas decisiones", dijo Victor Hugo Constante, un empleado público de 45 años.
En Guayaquil, Francisco también visitó el Santuario de la Divina Misericordia, donde estuvo unos minutos orando en silencio frente al altar para luego dar la bendición con su característico sentido del humor.
"Les doy la bendición (...) No les voy a cobrar nada, pero les pido por favor que recen por mí. ¿Me lo prometen?", dijo.
Su visita ha atraído a devotos de Colombia, Perú, Chile y México que llegaban por aire y tierra para participar de los encuentros religiosos.
En Quito, cientos de ecuatorianos comenzaron a llegar desde la tarde del lunes al parque Bicentenario, donde se realizará la segunda misa el martes. Las personas pernoctaban en el sitio a pesar de una fuerte lluvia nocturna.
Después de Ecuador, el Papa seguirá su gira por Bolivia y Paraguay. Está previsto que lleve un mensaje de esperanza a presos, indígenas y campesinos tras el pronunciamiento papal más controvertido en medio siglo: un exhorto en una encíclica a defender a los pobres y el medioambiente.
Francisco había visitado Brasil en 2013 en reemplazo de su predecesor Benedicto después de su repentina renuncia. Pero como eligió a estos tres países sudamericanos para esta gira, asesores del Vaticano aseguran que su viaje a Latinoamérica es un "regreso a casa".