Pau Miranda
Nueva Delhi, 16 jun (EFE).- La promesa de un mercado en fuerte expansión o el deseo de abaratar costes son las guías del creciente desembarco en la India de la empresa española, cuya inversión directa en el país se ha multiplicado por cinco en solo tres años.
En India hay cerca de 120 empresas españolas, con un volumen acumulado de inversión de 557,5 millones de euros al cierre del pasado año fiscal (abril de 2011) desde el cambio de siglo, según los últimos datos del Ministerio indio de Industria y Comercio.
Tres años antes, en 2008, la inversión acumulada desde el año 2000 era de tan solo 112,6 millones de euros, según esos mismos datos.
Los empresarios españoles y la oficina comercial española en Nueva Delhi creen que el crecimiento se debe tanto a una mayor información de las empresas españolas sobre la India como a una mayor confianza del mercado local en la marca "España".
"Nuestro país ahora está en el mapa de los empresarios indios, nos llaman muchas empresas locales preguntando por posibilidades de negocio porque saben de la seriedad de nuestras compañías", explica a Efe la consejera comercial española en la India, Teresa Solbes.
La inversión española en la India todavía es residual en relación al total de la inversión extranjera en el país -0,61 % del total-, pero España ocupa ahora el 13º lugar en la lista y es la séptima economía europea con más presencia inversora en el gigante asiático.
La inversión directa de capital español en la India durante el último año fiscal, cerrado el pasado 31 de marzo, rozó los 161 millones de euros, cantidad récord hasta ahora y más, por lo tanto, que la inversión acumulada entre 2000 y 2008.
Según datos del Gobierno indio, más del 20 % de la inversión extranjera en la India recae en los servicios, mientras que un 15 % corresponde a la construcción, un área pujante porque el país, que crece sobre el 8 % anual, necesita crear nuevas infraestructuras.
Otras firmas ven en este país la posibilidad de abaratar los costes de producción en un país que ofrece una mano de obra amplia en las áreas de baja cualificación, y con salarios y demandas menores que los de los trabajadores occidentales.
"El 90% de nuestra producción aquí se va a otros países, pero es posible que el mercado indio vaya creciendo", dice Oliver Guibourg, del grupo vasco Bellota, dedicado a la maquinaria agropecuaria y cuya rama india factura unos cinco millones de euros anuales.
"Decidimos implantarnos en la India por su estabilidad política y en ese sentido acertamos porque no hemos tenido ningún problema, aunque hemos sufrido otras dificultades, como la enorme burocracia" confiesa Guibourg, cuya empresa llegó hace tres años a la India.
Además de la procelosa burocracia, muchos empresarios y profesionales occidentales sufren en la India un choque cultural a veces difícil de asimilar.
"A los españoles les suele costar mucho el concepto tan marcado de jerarquía que tienen aquí, donde muchas veces un trato necesita muchos vistos buenos antes de cerrarse", reconoce Solbes.
"Hay que entender los tiempos del negocio que tienen los indios, son diferentes a los nuestros, pero no hay otra que adaptarse", afirma desde España Pedro Quirós, directivo de la compañía asturiana de sistemas de ventilación Zitron, que lleva una década en la India.
"Es un país complicado, pero si les ofreces la seriedad y estabilidad que esperan, es un mercado con mucho potencial para nuestras empresas", añade Quirós.
La dificultad de adaptación que exige un país como la India hace que no sea apto para iniciativas empresariales que esperen un beneficio a corto plazo.
"Un empresario me explicaba que tardó dos años y medio en tener su primer pedido a pesar de tener muy buena relación con el cliente. Aquí el negocio se basa mucho en la confianza", explica la consejera comercial española.
"Es fundamental la perseverancia - añade Solbes- , a la India hay que venir con una mentalidad a medio o largo plazo". EFE
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