Nueva York, 31 dic (EFE).- El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) cerró este martes con una subida del 1 %, hasta los 71, 72 dólares el barril, y concluye así el año marcado por las tensiones en Oriente Medio, la desaceleración de la demanda de China y los resultados de las elecciones de EE.UU.
Al cierre de la sesión en la Bolsa Mercantil de Nueva York, los contratos del crudo estadounidense para entrega en febrero ganaron 73 centavos.
Este año el crudo ha registrado una modesta pérdida anual del 0,22 %, un volumen de operaciones limitado desde mediados de octubre.
En abril alcanzó su máximo interanual, llegando a los 86,91 dólares el barril, mientras que el mínimo se registraba en septiembre cuando cayó un 4,5 %, hasta los 65,75 dólares, arrastrado por la rebaja de las perspectivas de demanda de entonces de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
La organización revisó a la baja su último pronóstico para el 31 de diciembre sobre el crecimiento de la demanda mundial de petróleo en 2024 y 2025, y los fijó en 104,3 millones de barriles diarios (mbd) y 105,5 mbd, respectivamente.
Por su parte, hoy los contratos de futuros de gas natural para febrero bajaron hasta 3,63 dólares, con un aumento considerable el lunes, debido a las expectativas de temperaturas frías en Estados Unidos y Europa, así como la inminente expiración de un acuerdo que permite transportar gas natural licuado ruso a Europa a través de Ucrania.
Mientras, los de gasolina con vencimiento el mismo mes sumaron 2,5 centavos, hasta los 2 dólares.
Oriente Medio y guerra en Ucrania
Durante este año, las tensiones geopolíticas en Oriente Medio han afectado al precio del petróleo, concretamente los repetidos ataques de los rebeldes hutíes a los barcos petroleros en el Mar Rojo, lo que les ha obligado a tomar rutas más largas alrededor del sur de África.
Los rebeldes hutíes chiíes del Yemen aseguraron recientemente que continuarán atacando con misiles y drones contra intereses israelíes en represalia por la guerra de Israel en Gaza, sin que les afecten los bombardeos aéreos estadounidenses y británicos contra instalaciones militares de los insurgentes en Saná (Yemen).
Este año la guerra entre Israel y Hamás también se extendió hasta el punto en que Israel e Irán intercambiaron ataques directos, reavivando temporalmente los temores de una interrupción del suministro de petróleo.
Aunque la guerra de Ucrania ha pasado a un segundo plano, será uno de sus principales retos de la administración del presidente electo, Donald Trump, así como la disuasión de Irán en Oriente Medio, que podrían afectar a los precios del petróleo en el futuro.
Sin embargo, los operadores también siguen siendo cautelosos ante la posibilidad de que Estados Unidos imponga sanciones más severas a los flujos de crudo procedentes de Irán.
"La agenda energética de Trump puede tener efectos bajistas en los precios del petróleo por la desregulación y el aumento de la producción estadounidense, (pero) al mismo tiempo trae factores alcistas por la (presumible) presión a Irán, Venezuela y posiblemente Rusia para que limiten sus exportaciones de petróleo y sus ingresos", según un informe del banco de inversión JP Morgan (NYSE:JPM).
La desaceleración de la demanda de China
A medida que la demanda de China se desacelera y la producción global se expande, se extiende la preocupación de que el mercado pueda estar sobreabastecido el próximo año.
A lo largo del año, varios paquetes de estímulo anunciados por el Gobierno de Pekín no cumplieron las expectativas de los inversores al no producir un aumento inmediato de la demanda de petróleo, lo que contribuyó a la caída de los precios del petróleo.
Respecto a 2025, se espera que China lidere el crecimiento de la demanda de petróleo por última vez a nivel regional, antes de que India tome la delantera en 2026, según JP Morgan.
Por otro lado, algunos expertos temen que la posible reanudación de las guerras comerciales entre Estados Unidos y China empuje a la baja la demanda y los precios del crudo, ya que la gestión de las relaciones entre ambos países supondrán un reto para el nuevo presidente.