Bruselas, 5 may (EFE).- Los responsables de la Unión Europea y
del gobierno de Canadá expresaron hoy su voluntad de mantener el
impulso en el G-20 encaminado a la reforma del sistema financiero
internacional y reafirmaron su compromiso con el comercio como motor
de crecimiento económico.
La UE y Canadá celebraron hoy en Bruselas una cumbre, la primera
bajo el nuevo tratado europeo, que reunió al presidente del Consejo
Europeo, el belga Herman Van Rompuy, al de la Comisión, el portugués
José Manuel Durão Barroso, y al primer ministro canadiense, Stephen
Harper.
En plena turbulencia de los mercados bursátiles y de deuda por la
crisis presupuestaria en Grecia, los dos socios resaltaron la
importancia de la cumbre que los líderes de los países más
industrializados y de las potencias emergentes (G-20) celebrarán en
junio en Toronto (Canadá).
Esa cumbre "llega en buen momento", declaró Barroso en la rueda
de prensa tripartita, porque en las circunstancias actuales resulta
crucial, indicó, "mantener el impulso".
Según el presidente del Ejecutivo comunitario, el G-20 debería
dejar claro en primer lugar que la retirada de los estímulos a la
economía se llevará a cabo de manera coordinada a nivel
internacional.
Además, tiene que avanzar en sus planes de "reequilibrar" el
crecimiento mundial y, por último, impulsar la reforma global de los
mercados financieros.
A este respecto, el presidente de la CE recordó que Europa ya
trabaja a nivel interno en una nueva reglamentación sobre los
gestores de fondos de inversión alternativos (hedge funds, entre
ellos) y se propone hacer lo propio con el comercio de productos
derivados.
El primer ministro canadiense, por su parte, pidió que los
esfuerzos internacionales se concentren en "aplicar las reformas que
ya hemos aprobado", aunque se declaró, como anfitrión de la cumbre
de Toronto, "abierto a todas las discusiones".
En particular, Harper admitió que algunos países industrializados
planteen la conveniencia de crear una tasa sobre los bancos para
obligarles a pagar los perjuicios ocasionados por la crisis y
recuperar el dinero público gastado.
"Comprendo que países en los que los contribuyentes han tenido
que participar en los rescates de los bancos hablen de una tasa a
las entidades financieras", dijo el primer ministro.
Pero "no es la situación en Canadá: allí no hemos tenido
quiebras; en Canadá hay una reglamentación muy estricta que limitó
el crecimiento de esas instituciones antes de la crisis y no sería
justo que se les obligara ahora a compensar por lo ocurrido en otros
lugares", explicó.
Harper indicó que la posición de Canadá cuenta con apoyo en el
seno del G-20, por lo que vaticinó "una discusión interesante".
"Espero que los esfuerzos se concentren en aplicar las reformas
que ya hemos aprobado, pero estoy abierto a todas las discusiones",
insistió.
El gobernante canadiense se refirió a la gestión de la crisis
financiera griega, que ha obligado a los socios europeos a poner en
marcha un mecanismo "ad hoc" de asistencia, en colaboración con el
Fondo Monetario Internacional, que proveerá a este país de 110.000
millones de euros en tres años, cantidad nunca vista en otras crisis
de pagos anteriores.
"Los europeos han tomado las medidas necesarias y suficientes, y
esperamos que los mercados reaccionen positivamente cuando
reflexionen; los europeos han respondido de forma responsable",
comentó Harper.
Estas y otras dificultades por las que atraviesa la economía
mundial dan más razones, según el mandatario canadiense, para que
los principales socios internacionales se comprometan con el libre
comercio y "resistan al proteccionismo". EFE