David Álvarez
Madrid, 5 ago (.).- Después de que el Gobierno autorizara el pasado julio el desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), el futuro de esta energía es cada vez más incierto a pesar de que empresas como Iberdrola (BME:IBE) verían con buenos ojos ampliar la vida de los reactores de ser económicamente viables.
Con el Viejo Continente sumido en el debate entre los pronucleares, liderados por Francia, y los partidarios de las energías 100 % renovables, como Alemania, los expertos consultados por EFE creen que la fecha de caducidad de estas centrales en España dependerá también de la voluntad de las compañías.
El coste de producir un reactor nuclear es de entre 4.000 y 5.000 millones de euros, y para poder amortizar la inversión se necesitan en torno a 30 años, según la Sociedad Nuclear Española (SNE).
¿ESTÁ ESPAÑA PREPARADA PARA LA DESAPARICIÓN DE LA NUCLEAR?
Actualmente, la esfera política se divide entre quienes, como el PSOE y Sumar, apuestan por el desmantelamiento paulatino de este tipo de instalaciones, y los que, como el PP y Vox, inciden en alargar su vida útil y reabrir algunas.
Su destino pende, en buena parte, de la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), cuyo texto, en fase de consulta pública, no adoptará su forma definitiva hasta junio de 2024.
Por lo pronto, el borrador contempla un cese de explotación "ordenado y escalonado" del parque nuclear entre 2027 y 2035, que será compensado por la "importante penetración" de las renovables con el apoyo de los ciclos combinados, tecnología que utiliza gas para generar electricidad.
La aportación de las centrales nucleares al sistema eléctrico español en 2022 fue del 20,26 %, y supuso el 31,75 % de la energía libre de dióxido de carbono (CO2), indica el informe anual del Foro Nuclear.
Sin ir más lejos, en el acumulado de este 2023 la nuclear es la segunda tecnología con mayor peso en el "mix" energético, el 21,5 % del total, sólo por detrás de la eólica, que representa el 23,7 %, a tenor de la estadística de Red Eléctrica (BME:REDE).
Se trata, por tanto, de una cantidad considerable todavía en un contexto de crisis energética e incertidumbre para los mercados del futuro.
EL PAPEL CLAVE DE LAS .PAÑÍAS
"Las centrales nucleares podrían mantenerse más allá de la fecha prevista, pero sólo si las compañías quieren", explica a EFE Alfredo García, experto y divulgador.
Las energéticas que explotan este tipo de instalaciones venden a un precio muy por debajo del mercado, siendo el sistema marginalista el que los sube, lo que provoca que no operen a pérdidas.
"La energía nuclear no es barata, pero como tiene que estar siempre abierta ofertan al precio mínimo para asegurarse ventas" aclara Pedro Fresco, especialista en mercados energéticos.
Tanto es así que desde 2019 venían operando a un precio medio de unos 45 euros el megavatio hora (MWh).
El Foro Nuclear pide que, para que las empresas puedan continuar operando en el futuro, se pague su electricidad a unos 60 , pero si se observan las predicciones del operador OMIP, ese precio será superior al del mercado a partir de 2027.
En paralelo, y en línea con los objetivos del Pniec, en España cada año se genera más renovable, equivalente a un reactor y medio de nuclear.
Por tanto, añade Fresco, si en los próximos ocho años se cerraran las siete centrales que se encuentran en funcionamiento, esta energía podría ser sustituida por renovable.
Una versión de la que difieren otros analistas, que advierten de que las renovables aún tienen un punto débil, su almacenamiento.
NUCLEAR O RENOVABLES
España se encuentra enfocada en el desmantelamiento antes de 2030 de cuatro reactores (los dos de Almaraz, Ascó I y Cofrentes) de los siete operativos, y apuesta abiertamente por las renovables.
Para Fresco, en los próximos años el país probablemente se abastecerá, en su mayoría, de estas energías limpias, rebajando además los costes del sistema una vez se vayan amortizando las inversiones iniciales.
Asimismo, cree que si el nivel de renovables sigue aumentando como muestran las previsiones, la energía nuclear podría generar un efecto tapón, ya que no se puede dejar de producir.
Ello provocaría una situación "antieconómica" y un freno a la inversión en renovables.
Por el momento las propietarias de las centrales, concretamente Iberdrola, Naturgy (BME:NTGY), EDP (ELI:EDP) y Endesa (BME:ELE), dejan abierta la puerta a la nuclear, como se ha visto con la solicitud de renovación de la licencia de la central de Trillo, que expira el 17 de noviembre de 2024, por diez años más.
Eso sí, para que la apuesta se generalice habrá que ver si se alcanza la retribución adecuada a ojos del sector, como ha dejado entrever el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, que estaría "más tranquilo" si existiesen unas centrales que, técnicamente, podrían seguir operando más allá de la fecha límite, aunque "habría que sentarse a hablar de la parte económica".
(Recursos de archivo en www.lafototeca.com Código 14702519 y otros)