Nueva York, 11 ago (EFE).- Las dudas sobre el ritmo de
recuperación de la economía mundial y el ambiente vendedor que
reinaba hoy en los mercados contribuyó a que el dólar registrara su
cambio más bajo frente al yen de los últimos quince años.
El dólar llegó a cambiarse momentáneamente a 84,71 yenes, aunque
a medida que fue avanzando la jornada se recuperó ligeramente y
cerca de la media sesión en la Bolsa de Nueva York se negociaba a
85,36 dólares.
El cambio más bajo que el dólar ha registrado frente al yen es el
de 79,75 yenes, una equivalencia que se anotó, según los datos
manejados por los analistas, en abril de 1995.
La fortaleza del yen frente al dólar, que perjudica a las
empresas exportadoras japonesas pues ven reducidos sus beneficios en
el exterior a la hora de repatriarlos, contribuyó hoy a que la Bolsa
de Tokio cayera a su mínimo en tres semanas y que el selectivo
Nikkei cerrara con un descenso de 258,2 puntos, el 2,70%, y se
situara en 9.292,85 puntos.
Por su parte, la moneda única europea caía ante la
estadounidense, con la que se cambiaba a 1,2889 dólares, frente a
los 1,3184 dólares del cierre bursátil del martes.
La divisa estadounidense y la japonesa están consideradas por los
inversores como valores refugio cuando peligra la rentabilidad de
las inversiones en otros destinos tradicionales, como la bolsa o las
materias primas.
En una jornada en la que caían las bolsas de todo el mundo y la
principal de ellas, la de Nueva York, se estancaba con descensos
cercanos al 2%, los inversores acudieron al mercado de divisas y de
la deuda pública, como reacción a la difusión de débiles datos
macroeconómicos en distintos países.
Entre otros, preocuparon los datos divulgados en China, relativos
a producción industrial, ventas minoristas e inversiones en activos
fijos en julio.
Todos ellos apuntaron a que la actividad económica en ese país ha
perdido algo de vigor, al tiempo que en Japón los pedidos de
maquinaria aumentaron el 1,6% en junio, frente al alza del 6,1% que
esperaban los analistas.
En Europa, el Banco de Inglaterra revisó a la baja sus
previsiones de crecimiento de la economía británica en 2011, que
ahora sitúa en el 2,5%, frente al avance del 3,4% que calculó en
mayo.
Además, hoy se conoció que el déficit comercial estadounidense
aumentara más de lo esperado por los analistas, hasta 49.900
millones de dólares en junio.
La Reserva Federal (el banco central del país) reconoció que debe
tomar la iniciativa para garantizar que el crecimiento de la
economía nacional no se estanca.
Ante esta avalancha de datos poco alentadores, los inversores
también apostaban por la seguridad que ofrece la deuda pública
estadounidense.
Ello hizo que su precio subiera hoy en los mercados y la
rentabilidad de los bonos a diez años, que evoluciona en sentido
opuesto, cayera hasta el 2,71%, un nivel que no se registraba desde
hace más de un año.
"Parece que la fuerza motora hoy es la idea de que la Reserva
Federal prevé un crecimiento económico más lento y una recuperación
más débil", explicó hoy el analista de InterActive Brokers Andrew
Wilkinson en una nota a sus clientes en la que destaca la aversión
al riesgo que se ha apoderado del mercado. EFE