Antonio Sánchez Solís
Viena, 23 nov (EFE).- Reducir o no reducir. Ese es el debate que los 12 socios de la OPEP afrontarán, en medio de divisiones e intereses enfrentados, el próximo día 27 en Viena en una reunión decisiva para intentar detener el desplome de los precios del crudo.
Con el barril de "oro negro" por debajo de los 80 dólares, algo no visto en cuatro años, y con una economía global que no acaba de despegar tras la crisis, la reacción lógica de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) debería seguir la vieja norma de cerrar los grifos, reducir la oferta y elevar así los precios.
Sin embargo, no está claro que el grupo petrolero de doce países, en su mayoría árabes, vaya a consensuar un recorte de su nivel oficial de producción de 30 millones de barriles de crudo al día.
"La posibilidad de que la OPEP recorte es de aproximadamente el 60 por ciento. Creo que Arabia Saudí no lo va a hacer sola. Solo si los otros también participan, los saudíes estarían listos. Pero no lo van a hacer solos, como algunas veces en el pasado", explica a Efe Ehsan Ul-Haq, analista de la consultora KBC en Londres.
Lo cierto es que a Arabia Saudí, con diferencia el mayor productor en la OPEP, la actual caída de precios le afecta menos que a algunos de sus socios, como Irán, Venezuela o Ecuador.
Con unas reservas financieras estimadas en unos 750.000 millones de dólares, el reino árabe no sólo puede aguantar a corto plazo este desplome del precio, sino que incluso puede acabar beneficiándose de la situación.
De hecho, Arabia Saudí ha reducido los precios que cobra a la refinerías estadounidenses por su crudo, en un intento de recuperar el mercado que ha perdido en ese país debido al "boom" de las explotaciones de petróleo de esquisto y las limitaciones a la importación fijadas por Washington.
Además, como la extracción de este hidrocarburo es más complicada y costosa, la caída de los precios podría frenar la inversión en estos pozos, sólo rentable a partir de 80 dólares por barril.
Sin embargo, esta es sólo una de las teorías de la conspiración que rodean el desplome de precios que comenzó en junio.
Otra habla de un complot de árabes y estadounidenses para dar una lección a Rusia e Irán, tal y como ha argumentado el presidente socialista de Venezuela, Nicolás Maduro.
El dirigente latinoamericano acusa a EEUU de usar técnicas de extracción perjudiciales con el medioambiente para "inundar el mercado y crear este efecto circunstancial de bajada de los precios (...) pero eso tiene un objetivo geopolítico, golpear a Rusia".
Para los analistas, la realidad puede ser mucho más sencilla, asegura el experto Ul-Haq: "Hay demasiado petróleo y la demanda es demasiado baja".
"Creo que los precios se deben al exceso de producción y a una demanda que ha caído en China; Japón tiene problemas, la Eurozona... Creo que los precios reflejan los fundamentos del mercado", explica en declaraciones a Efe.
Según los cálculos de la OPEP, la oferta mundial de petróleo alcanzó una media de 92,41 millones de barriles diarios (mbd) en octubre, un 2,3 por ciento más que en el mismo mes del pasado año.
La demanda osciló en el tercer trimestre alrededor de 91,96 millones de barriles diarios, unos 45.000 menos que la oferta.
Las reservas de crudo en los países industrializados y en China, los principales consumidores de crudo, están ahora por encima de los niveles de hace un año.
Ante este escenario, los 12 ministros de Petróleo de los países OPEP se reunirán el día 27 en Viena sin una opinión común.
Países como Irán y, especialmente, Venezuela han dejado claro que no hay otra opción que reducir la oferta.
"El tema no es ni siquiera la reducción, sino cuánta. No puedo hablar por los otros miembros de la OPEP, pero sí parece que hay una cantidad importante de petróleo en exceso en el mercado", ha afirmado Rafael Ramírez, hasta hace poco ministro de Petróleo de Venezuela y ahora al frente de Exteriores.
Por su parte, Arabia Saudí ha jugado la carta de la ambigüedad sobre cuál será su postura en la reunión y se ha limitado a decir que no son ellos, sino el mercado, "quien fija los precios".
La OPEP no toca su cifra oficial de producción desde diciembre de 2011, cuando la elevó en un 20 %, hasta la actual de 30 mbd.
Eso sí, y como es habitual, el ritmo real de bombeo está unos 500.000 barriles por encima de ese máximo oficial.
Ul-Haq opina que si hay acuerdo para recortar la producción, el nuevo techo tendría que situarse en, al menos, unos 29 o 29,5 mbd para que tenga una influencia real en el precio.
Con todo, ese recorte se aplicaría lentamente, con sólo algunos países ajustándose al principio a las nuevas cuotas, de modo que pasarían entre cuatro o cinco meses antes de que el barril se venda de nuevo por encima de los 100 dólares.