¿Qué es el dinero? ¿Un montón de papelitos de colores? ¿Unos números en una pantalla? ¿Unos metales brillantes? No, el dinero es mucho más que eso. El dinero es una tecnología social, es decir, una herramienta que nos ayuda a cooperar entre nosotros. Pero para que el dinero funcione, hace falta algo muy importante: confianza. Confianza en que el dinero tiene valor, en que se puede cambiar por otros bienes y servicios, en que no se va a devaluar o desaparecer. Y, sobre todo, confianza en las personas con las que intercambiamos dinero. ¿Son capaces de ofrecer lo que prometen? ¿Son honestas y cumplidoras? ¿Pagan sus deudas?
La confianza es la verdadera gallina de los huevos de oro, porque sin ella el dinero no sirve de nada. Por eso, si quieres tener éxito en la vida, ya sea, por experiencia o por reputación, la meta es generar confianza en los demás.
¿Cómo sabemos si podemos confiar en alguien que no conocemos? A veces, nos basamos en las referencias de otras personas que sí conocemos y que nos inspiran confianza. Por ejemplo, si un amigo nos dice que su primo es un buen mecánico, le llevamos el coche sin pensarlo dos veces. Otras veces, nos fijamos en los títulos o las credenciales que tiene la persona. Por ejemplo, si nos dicen que un médico se graduó en Harvard y trabaja en el mejor hospital de la ciudad, le confiamos nuestra salud sin dudarlo. También nos influye la reputación o el prestigio de la empresa o la institución con la que tratamos. Por ejemplo, si compramos en la tienda más grande y con mejores reseñas del mundo, nos sentimos seguros de que no nos van a engañar. O si vamos a pedir un préstamo a un banco, pero tenemos muchas propiedades y un historial impecable de pago de nuestras deudas, sabemos que nos van a dar el crédito sin problemas.