El elemento contracultural en este espacio es evidente. Obvio que la comunidad cripto cuenta con un fuerte componente político. El sentimiento es claramente anti-estatal debido a sus vínculos con los libertarios y anarco-capitalistas. Se podría decir que la comunidad cripto es el hijo de un escarabajo del oro casado con Silicon Valley. En la fusión, se ha creado una idolatría que combina la tecnología y el fundamentalismo de libre mercado. En el fondo, lo que todas estas ideologías reflejan son las raíces protestantes de nuestros amigos del Norte que defienden un individualismo radical muy al estilo de Ayn Rand.
Las redes sociales facilitan la agrupación de personas con ideas comunes. Con el individuo en el centro y la tecnología como agente organizador, se promueve la utopía libertaria. Claro que toda revolución tiene sus enemigos. En este caso, el enemigo es el Estado. Bueno, en realidad, se habla de la centralización como el mal mayor. De hecho, podemos ir más allá. Podemos, incluso, desconfiar del prójimo. Según este nuevo mundo, lo único confiable (que no sea el individuo) es la tecnología: El algoritmo.
- Gestión de Riesgo: Ganancias y pérdidas