El avión aterriza y se detiene. De camino al control de pasaportes, uno de los pasajeros se detiene en una máquina expendedora para comprar una botella de refresco, pero el aparato es absolutamente indiferente a todas sus tarjetas de crédito, dinero en efectivo, monedas y todo lo demás. Para la máquina, todo eso forma parte de una economía extranjera y, por tanto, no pueden comprar ni siquiera una gota de Coca-Cola (NYSE:KO).
En el mundo real, la máquina se habría conformado con una Mastercard (NYSE:MA) o una Visa (NYSE:V). Y el mostrador de cambio de efectivo del aeropuerto habría estado igual de contento de acudir al rescate (con un fuerte recargo, por supuesto). En el mundo de la blockchain, sin embargo, el escenario anterior acierta con algunos comentaristas, siempre y cuando cambiemos viajar al extranjero por mover activos de una cadena a otra.
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