En la reunión anual de Microsoft (NASDAQ:MSFT), los accionistas votaron en contra de una propuesta que habría instado a la empresa a considerar la adición de Bitcoin a su balance. La propuesta, presentada por el National Center for Public Policy Research, sugería que, ante la inflación galopante, las corporaciones tienen el deber de proteger sus beneficios de la devaluación diversificando sus inversiones, potencialmente incluyendo activos como Bitcoin.
La propuesta destacó el bajo rendimiento de los activos tradicionales como los valores del gobierno estadounidense y los bonos corporativos en comparación con la significativa apreciación de Bitcoin. Citó el aumento del precio de Bitcoin del 99,7% en el último año y del 414% en cinco años, superando ampliamente a los bonos corporativos. La recomendación era evaluar la inclusión de Bitcoin para salvaguardar el valor para los accionistas frente a la inflación.
El consejo de administración de Microsoft se opuso a la propuesta, explicando que la dirección de la empresa ya realiza evaluaciones exhaustivas de los activos invertibles, incluidas las criptomonedas, para garantizar la liquidez y la financiación operativa. El consejo hizo hincapié en la importancia de inversiones estables y predecibles para las aplicaciones de tesorería corporativa, teniendo en cuenta la volatilidad de las criptomonedas.
Asimismo, el consejo afirmó que el equipo de Servicios Globales de Tesorería e Inversión de Microsoft monitorea continuamente las tendencias y desarrollos en criptomonedas para informar futuras decisiones. Según el consejo, Microsoft cuenta con procesos sólidos para gestionar y diversificar su tesorería, con el objetivo de beneficiar a largo plazo a los accionistas, lo que hace innecesaria la evaluación pública propuesta.
El rechazo de la propuesta indica que los accionistas y el consejo de Microsoft están alineados en su enfoque cauteloso hacia las criptomonedas como parte de la estrategia de inversión de la empresa. A pesar del potencial de mayores rendimientos, la compañía prioriza la estabilidad y la gestión de riesgos en sus decisiones de asignación de activos.
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