First Republic Bank, un banco de San Francisco, hizo las cosas mal y decidieron quitarle las llaves. Luego lo pusieron a la venta en una subasta y se lo llevó JP Morgan Chase (NYSE:JPM), el pez más grande de la pecera, que tiene más dinero que el Tío Rico. Así acabó la segunda peor historia de bancarrota de Estados Unidos. Los demás bancos del barrio se quedaron temblando, porque saben que no están mucho mejor.
Al mismo tiempo, La Reserva Federal (Fed)se puso seria y sacó los trapos sucios de Silicon Valley Bank, que se fue al pozo en marzo. La Fed dijo que los jefes del banco y ella misma habían sido unos ciegos que no vieron venir el desastre, y que la ley que salió del Congreso en 2018 les había puesto las cosas más fáciles a los malos gestores. Pidió que se pusieran las pilas y se hicieran las cosas como Dios manda. Errores, evidentemente, fueron cometidos.
La Fed subió otra vez el precio del dinero, un poquito más, hasta dejarlo entre el 5% y el 5.25%. Ya van diez veces seguidas que lo hace, pero parece que esta vez se ha quedado a gusto, porque los mercados creen que no va a repetir la jugada. Al parecer, una pausa viene (tarde o temprano). El Banco Central Europeo también se apuntó a la fiesta y subió su tasa de depósito un 0.25%.