Por Deepa Babington y George Georgiopoulos
ATENAS (Reuters) - Los griegos votaban el domingo si aceptaban o rechazaban las duras condiciones de una oferta de ayuda internacional para evitar el colapso financiero del país, en un referéndum que probablemente determinará su futuro en la moneda única europea.
Con el telón de fondo de una suspensión de pagos, bancos cerrados, y amenazas de un apocalipsis financiero, la votación está demasiado reñida y parecía seguro que generaría más turbulencias sea cual fuera el resultado.
El país de 11 millones de habitantes está profundamente dividido sobre si acepta una oferta de los acreedores, considerada una "humillación" por el primer ministro Alexis Tsipras, elegido en enero con la promesa de poner fin a años de austeridad.
Tsipras apoya el "No", pues afirma que le daría un mandato reforzado para regresar a las negociaciones y exigir un acuerdo mejor, incluyendo una quita a la enorme deuda del país.
Sin embargo, sus socios europeos dicen que un rechazo del plan pondría a Grecia en camino de salida de la zona euro, provocando una desestabilización de la economía mundial y de los mercados financieros.
"Voté 'No' en vez del 'Sí' que nuestros socios europeos insisten en que elija", dijo Eleni Deligainni, de 43 años, en Atenas. "Llevo casi cuatro años sin trabajo y diciéndome que tengo que ser paciente (...) pero he tenido suficientes privaciones y paro", agregó.
La población, enfadada y exhausta tras cinco años de recortes en las pensiones, una caída de la calidad de vida y alzas de impuestos, ahora sufren el cierre de bancos, retiros limitados en los cajeros automáticos y la posibilidad de que el país literalmente se quede sin dinero.
Los pensionistas que asedian las puertas de los bancos para reclamar sus pagas sólo para salir con las manos vacías y llorando se han convertido en el símbolo de la dramática caída de la nación en la última década, desde los días de gloria de los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004 a la ignominia de la bancarrota y el rescate.
Tsipras, un exactivista estudiantil de 40 años, ha calificado el referéndum como un asunto de dignidad nacional y sobre el futuro de Europa.
"A partir de mañana habremos abierto una nueva ruta para todos los pueblos de Europa", dijo Tsipras tras votar en Atenas. "Una ruta que nos devuelva a los valores fundacionales de la democracia y la solidaridad en Europa".
Un "No", dijo, "enviará un mensaje de determinación, no sólo de permanecer en Europa, sino de vivir con dignidad en Europa".
No todo el mundo está de acuerdo.
"DIGNIDAD"
"Llaman a esto dignidad, ¿hacer cola en los cajeros automáticos para sacar unos pocos euros?", se preguntó el pensionista Yannis Kontis, de 76 años, tras votar en la capital. "Voté 'Sí' para poder quedarnos en Europa".
Los locales de votación cerrarán a las 19.00 hora local (16:00 GMT), con la primera proyección del resultado esperada para las 21.00 hora local.
La mayoría de los sondeos de opinión otorgan a la opción "Sí" una ligera ventaja, pero todas están dentro del margen de error.
Convocado con ocho días de antelación, el referéndum ofrece a Grecia una votación "Sí" o "No" sobre una propuesta que ya no está sobre la mesa.
Dado el caos de la última semana, en la que Grecia se convirtió en el primer país desarrollado que incumple un préstamo con el Fondo Monetario Internacional, un nuevo paquete de rescate probablemente incluiría términos más duros que los ofrecidos incluso hace unos días.
Los griegos que se manifestaban a favor del "Sí" dicen que la oferta recibida por Grecia es dura, pero la alternativa, el colapso de los bancos y la vuelta a la antigua moneda, el dracma, sería mucho peor.
Los partidarios del "No" dicen que Grecia no se puede permitir más austeridad, que ha dejado a uno de cada cuatro griegos sin trabajo.
Si los griegos votan "Sí" al rescate, el Gobierno probablemente caerá, desencadenando un nuevo capítulo de incertidumbre mientras los partidos políticos tratan de ensamblar un Gobierno de unidad nacional para mantener las conversaciones con los acreedores hasta que se celebren elecciones.
Los acreedores europeos dicen que un "Sí" resucitará las esperanzas de ayudar a Grecia. Un "No", dicen, representa el rechazo de las normas que comprometen a los países de la zona euro y podría acabar con las esperanzas de un acuerdo negociado que mantenga a Grecia en el euro.
"Si dicen 'No', tendrán que introducir otra moneda tras el referéndum porque el euro no está disponible como medio de pago", dijo el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, en unas declaraciones emitidas por la radio alemana Deutschlandfunk el domingo.
"¿Y cómo van a pagar los salarios? ¿Cómo van a pagar las pensiones?", sostuvo.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, indicó que era "obvio" que las negociaciones se reanudarían el lunes y dijo al diario romano Il Messaggero: "Cuando ves a un pensionista llorar frente a un banco o a personas haciendo cola por dinero, te das cuenta de que un país tan importante como Grecia -para el mundo y por su propia cultura- no puede acabar así".
Pero es igual de obvio, afirmó, que "es imposible salvar a Grecia sin el compromiso del Gobierno griego: reformar las pensiones, luchar contra la evasión fiscal y el nuevo mercado laboral depende de ellos".
El lunes, todos los ojos estarán en el Banco Central Europeo, que revisará su línea de liquidez de emergencia, responsable de mantener a flote a los bancos griegos. El BCE podría congelar la liquidez o cortarla directamente si los griegos votan "No", o si Atenas posteriormente no paga un vencimiento de bonos al BCE el 20 de julio.
Un resultado no concluyente podría crear más confusión, con el potencial de que se desencadenen más protestas violentas.
"El resultado de pesadilla sería un 51-49 en cualquier dirección", dijo un alto cargo alemán. "Y las opciones de que suceda no son insignificantes".
(escrito por Deepa Babington. Traducido por la Mesa de Santiago de Chile y Emma Pinedo)