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Experto vulcanólogo defiende la decisión de cerrar cielo aéreo por seguridad

Publicado 21.04.2010, 13:07

Ginebra, 21 abr (EFE).- Henry Gaudru, presidente de la Sociedad Vulcanológica Europea, defendió hoy la decisión de cerrar los aeropuertos europeos ante el desconocimiento del daño que la nube de cenizas hubiera podido provocar en los reactores de los aviones.

"No tenemos ni teníamos ningún tipo de datos sobre la concentración de ceniza en la atmósfera, por lo que no sabíamos como podía afectar a los reactores de los aviones. Por tanto la única medida a tomar era el cierre de los cielos por principio de precaución", señaló Gaudru en rueda de prensa.

El vulcanólogo señaló que en sus más de 40 años de carrera siempre ha defendido la seguridad y la precaución como prioridad, por ello apoya sin fisuras la decisión de los gobiernos europeos de cerrar sus espacios aéreos a pesar de las fuertes críticas recibidas por la industria aeronáutica.

Gaudru explicó que el caos provocado por la erupción del volcán Eyjafjalla se debe especialmente a los vientos que soplaban hacia el sudeste y que empujaron la nube de cenizas hacia Europa.

"Usualmente ocurren erupciones en todo el mundo y se cierran espacios aéreos, pero más reducidos. En este caso el problema ha sido el viento que empujó la nube hacia Europa muy poblada y económicamente clave".

El vulcanólogo señaló que la nube se creó al producirse una explosión a causa del choque entre el magma y el agua del glaciar donde se asienta el Eyjafjalla.

De hecho, en una primera fase, el volcán había entrado en erupción, abriendo un cráter y expulsando lava, pero sin explotar, cosa que los científicos islandeses habían predicho dos semanas antes de que sucediese.

Para poner énfasis en la importancia del viento en este caso, Gaudru explicó que en la escala vulcanológica, una medición como la escala de Richter en referencia a los terremotos, la erupción del Eyjafjalla fue entre 2 y 3, cuando se han detectado otras que han alcanzado hasta 7 u 8.

"La erupción del Eyjafjalla ha sido muy moderada, muy leve, no ha sido para nada particular, al revés, es una clásica erupción islandesa, con una explosión a causa del contacto del magma con el agua", señaló el científico, para añadir:

"Tampoco fue una erupción importante, expulsó 700 toneladas de materia por segundo, cuando algunos volcanes expulsan 100.000 toneladas e incluso un millón de toneladas por segundo".

Asimismo, Gaudru explicó que la altura máxima a la que llegó la columna de ceniza, 11 kilómetros, no es destacable, dado que otros volcanes han logrado alturas de 40 kilómetros, como el Pinatubo, en Filipinas en 1991.

Consultado sobre la posibilidad de que otro volcán islandés, el Katla, que se encuentra a 20 kilómetros de distancia, también entre en erupción, como lo ha hecho en las otras tres ocasiones en que el Eyjafjalla ha despertado, Gaudru fue concluyente.

"No existe ningún indicio que indique que el Katla puede despertarse. No hay una conexión directa entre los dos volcanes. Tienen compartimentos de magma distintos. Es verdad que a las tres anteriores erupciones del Eyjafjalla (1612,1821,1823) le han seguido una del Katla, pero la ciencia no son probabilidades y no hay una relación directa".

Dicho lo cual, el vulcanólogo señaló que el Katla, como cualquier otro volcán, puede entrar en erupción en cualquier momento, la misma probabilidad de que el Eyjafjalla vuelva a explosionar porque el magma que resta en su interior encuentre otra veta de agua.

"El volcán puede mantenerse en actividad dos días más, dos semanas o dos años, eso es imposible de saber".

Una posibilidad de entrar en erupción que también pesa sobre el Vesubio "actualmente el único volcán peligroso en territorio europeo" continental, advirtió el científico, quien asumió que no existe un plan de contingencia europeo para hace frente a una posible erupción del volcán italiano. EFE

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