Antonio Hermosín
Tokio, 20 jul (.).- El Banco de Japón (BoJ) aplazó hoy hasta 2019 su objetivo de alcanzar una inflación del 2 por ciento ante la persistente debilidad del consumo y las tímidas subidas salariales, lo que supone la sexta vez en que la entidad pospone esta meta.
El objetivo inflacionario continúa lejos del alcance del país asiático, según consta en el informe trimestral de perspectivas económicas presentado hoy por el banco central nipón, que no obstante mantiene su confianza en el buen ritmo de crecimiento de la tercera economía mundial.
El informe, adoptado durante la reunión mensual del Boj, rebaja en dos décimas el pronóstico de evolución del Índice de Precios de Consumo (IPC) para el ejercicio fiscal 2018 (que concluye en marzo de 2019) con respecto a su predicción de abril, y señala que la subida media de precios se situará en torno al 1,5 por ciento.
El banco central nipón se vio así obligado a posponer la meta de lograr una inflación estable del 2 por ciento a "en torno al ejercicio fiscal 2019", es decir, un año más tarde de lo anteriormente previsto.
Se trata de la sexta vez en que el BoJ revisa su marco temporal para alcanzar la deseada cifra que dejaría definitivamente atrás el largo ciclo deflacionario que atraviesa el país, desde que en 2013 pusiera en marcha sus medidas drásticas de flexibilización monetaria destinadas a ese fin.
Esto se debe a que las subidas salariales que promueve el Ejecutivo de Shinzo Abe no se aplican con la contundencia necesaria -sobre todo para los trabajadores con contratos temporales, que representan más del 40 por ciento de la mano de obra- y a que el consumo sigue mostrando síntomas de debilidad.
El IPC nipón en mayo fue del 0 por ciento si se excluyen los precios de la energía y de los alimentos frescos, mientras que la cifra de Tokio, que se considera un indicador avanzado de la evolución de los precios a nivel nacional, retrocedió un 0,1 por ciento intermensual, el primer descenso en cuatro años.
A pesar del desalentador panorama en lo que respecta a los precios, el BoJ revisó al alza su pronóstico de crecimiento del producto interior bruto (PIB) para el actual ejercicio fiscal nipón.
La economía nacional crecerá un 1,8 por ciento este año, según la revisión que añade dos décimas al cálculo anterior, mientras que para 2018 el BoJ prevé un crecimiento del 1,4 por ciento, una décima más que su estimación previa.
En la misma línea, el informe del BoJ mejora su diagnóstico de la economía al señalar que ésta "se está expandiendo moderadamente" y "continuará creciendo a un ritmo superior a su potencial, principalmente en el ejercicio 2018".
El BoJ cree que el buen ritmo del PIB terminará por traducirse en precios de consumo más altos, según dijo en rueda de prensa el gobernador de la entidad, Haruhiko Kuroda, quien descartó que se contemplen por ahora medidas adicionales de estímulo.
El banco central nipón decidió así mantener intactas su política de flexibilización monetaria y sus últimas medidas suplementarias, que incluyen una tasa negativa para los depósitos de bancos y su objetivo de mantener los tipos a largo plazo en torno al 0 por ciento.
"El actual marco de políticas es muy flexible y puede responder a la evolución económica, de precios y de finanzas", afirmó Kuroda en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.
El BoJ sigue inamovible dentro del rumbo que emprendió en 2013, a diferencia de los otros dos grandes referentes mundiales en política monetaria, la Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE).
La Fed ha subido los tipos de interés en dos ocasiones este año animada por la buena marcha de la primera economía mundial, mientras que el presidente del BCE estudia un ajuste gradual de sus estímulos monetarios.