Bruselas, 18 nov (.).- El Banco Central Europeo (BCE) espera haber determinado el diseño y las características del euro digital para finales de 2023 y, a partir de ese momento, confía en desarrollar un prototipo en un periodo adicional de seis meses.
“Idealmente, al final de 2023 tendríamos un entendimiento claro de cómo se diseñará un euro digital”, declaró este jueves el miembro del comité ejecutivo del BCE Fabio Panetta en una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios de la Eurocámara.
En ese sentido, explicó que para finales de 2023 se tendrían que haber decidido aspectos como el grado de protección de la confidencialidad, quién podrá usar el euro digital o si solo se podrá utilizar en línea.
“Eso debería estar claro en dos años. Después de eso, desarrollaremos un prototipo”, dijo, y precisó que se aspira a desarrollar el prototipo del euro digital en un periodo de seis meses.
De todas formas, Panetta indicó al principio de su comparecencia que para principios de 2023 se espera haber “limitado” las decisiones relacionadas con el diseño y desarrollar el prototipo “en los meses siguientes”.
Panetta recalcó que la población está demandando servicios de pago digital y advirtió de que si no los proporciona el sector público, existen probabilidades de que los ofrezcan las grandes empresas tecnológicas o los emisores de criptoactivos.
“Esto es un riesgo muy grande para la estabilidad financiera”, avisó, y aseguró que el euro digital tendrá “una implicación muy importante positiva para la estabilidad financiera”.
El miembro del comité ejecutivo del BCE también subrayó que los proveedores no europeos de pagos ya gestionan “alrededor del 70 % de las transacciones de pago con tarjeta europeas".
“Si la presencia de estos proveedores sigue creciendo, se plantearían serias cuestiones para la autonomía de Europa en los pagos, con potenciales implicaciones para los usuarios”, señaló.
Agregó que el proyecto del euro digital “trata de garantizar que todos puedan utilizar el dinero del banco central en forma digital para sus transacciones diarias”.
“También permitiría a los usuarios beneficiarse de altos estándares de privacidad”, apuntó, en referencia a que el BCE no tiene intereses comerciales en “monetizar” los datos de los usuarios.
Asimismo, explicó que el euro digital proporcionaría “nuevas oportunidades empresariales” y actuaría “como catalizador para el progreso tecnológico y la innovación en el sector privado”.
De todas formas, hizo hincapié en que el euro digital “no podrá ser todo lo que todo el mundo quiere que sea desde el primer día”.
“Necesitaremos encontrar un equilibrio para diseñar un euro digital que sea inmediatamente valioso para los usuarios, pero que pueda desarrollarse en un plazo razonable”, constató.
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