Por Leika Kihara
TOKIO, 21 may (Reuters) - Los precios de consumo de productos básicos de Japón cayeron por noveno mes consecutivo en abril, ya que una bajada récord de las tarifas de los teléfonos móviles compensó el aumento de los precios de la energía, lo que sugiere que la debilidad de la demanda y el aumento de los costes pesarán sobre la frágil recuperación económica.
Otros datos mostraron que las empresas se enfrentan a un aumento de los costes de los insumos y a una menor expansión de la actividad industrial en mayo, lo que pone de manifiesto los riesgos para una economía que depende en gran medida del sector manufacturero.
Los datos subrayan el reto al que se enfrentan los responsables políticos para combatir el resurgimiento de las infecciones de COVID-19 sin perjudicar a una economía que ya va a la zaga de otros importantes socios comerciales que están saliendo de la depresión inducida por la pandemia.
"La inflación cayó en abril, pero se debió casi exclusivamente a la caída de las tarifas de telefonía móvil", dijo Tom Learmouth, economista para Japón de Capital Economics.
"Mirando más allá de las distorsiones temporales, creemos que la inflación subyacente seguirá subiendo un poco más, aunque a diferencia de otras economías avanzadas".
El índice de precios al consumo (IPC) subyacente, que excluye el efecto de la volatilidad de los costes de los alimentos frescos, cayó un 0,1% en abril con respecto al año anterior, menos que la previsión media del mercado de una caída del 0,2%, según mostraron el viernes datos oficiales, en línea con el descenso de marzo.
Los datos mostraron que un récord del 26,5% en las tarifas de los teléfonos móviles redujo en un 0,5% el IPC subyacente, ya que los operadores hicieron caso a los llamamientos del primer ministro Yoshihide Suga para aliviar la carga de los hogares.
En cambio, los precios de la energía subieron un 0,7% en abril, lo que supone la primera subida desde enero de 2020, debido a las recientes subidas del coste del crudo y al efecto base de la caída del año pasado.
Cualquier disminución de los beneficios de los fabricantes supondría un enorme riesgo para los planes de gasto de capital de las empresas y dejaría a la economía japonesa sin un motor mientras el país lucha con el golpe al consumo, según los analistas.
Los fabricantes vieron cómo se aceleraba el ritmo de aumento de los precios de los insumos, mientras que el crecimiento de los precios de la producción se redujo ligeramente, provocando la mayor diferencia entre ambas medidas en casi una década, según mostró el viernes una encuesta del sector privado.
La economía japonesa se contrajo en el primer trimestre y los analistas esperan que cualquier repunte en abril-junio sea modesto, ya que las nuevas infecciones por COVID-19 obligaron al Gobierno a reintroducir los frenos del estado de emergencia, perjudicando el ya débil consumo.
La inflación apenas ha repuntado en Japón, ya que las empresas siguen siendo cautelosas a la hora de repercutir el aumento de los costes en los hogares, incluso cuando los cuellos de botella de la oferta y la escasez de mano de obra avivan los temores de inflación en Estados Unidos y algunas otras economías avanzadas.
(Reporte de Leika Kihara; Reporte adicional de Daniel Leussink; Editado por Sam Holmes; Traducido por Darío Fernández)