WASHINGTON, 1 feb (Reuters) - El sector manufacturero estadounidense siguió contrayéndose en enero, debido a que el alza de las tasas de interés ahogó la demanda de bienes, pero las fábricas no parecieron despedir trabajadores en masa.
El Instituto para la Gestión de Suministros (ISM) dijo el miércoles que su PMI manufacturero cayó a 47,4 el mes pasado desde 48,4 en diciembre. La tercera contracción mensual consecutiva situó el índice en el menor nivel desde mayo de 2020 y por debajo de la marca de 48,7 que se considera compatible con una recesión en la economía en general.
Los economistas encuestados por Reuters habían previsto que el índice cayera a 48,0. Una lectura del PMI por debajo de 50 indica contracción en el sector manufacturero, que representa el 11,3% de la economía estadounidense.
El ciclo de subidas de tasas de interés más rápido de la Reserva Federal desde la década de 1980 en su lucha contra la inflación está socavando la demanda de bienes, que en su mayoría se compran a crédito.
La anterior apreciación del dólar frente a las monedas de los principales socios comerciales de Estados Unidos y el debilitamiento de la demanda mundial también están perjudicando al sector manufacturero. El gasto se está reorientando hacia los servicios.
La debilidad del ISM refleja el deterioro de los llamados datos manufactureros duros. La producción manufacturera descendió a un ritmo anualizado del 2,5% en el cuarto trimestre, según mostraron los datos de la Reserva Federal el mes pasado.
El subíndice de nuevos pedidos del ISM cayó a 42,5 en enero, frente a 45,1 en diciembre. Es el quinto mes consecutivo en que este indicador se contrae. El debilitamiento de la demanda y la mejora del suministro de materias primas han reducido la acumulación de trabajo inacabado en las fábricas.
El índice de entregas de los proveedores subió hasta 45,6 desde 45,1 en diciembre. Una lectura por debajo de 50 indica una aceleración de las entregas a las fábricas.
La contracción de las cadenas de suministro al principio de la pandemia del COVID-19, cuando millones de estadounidenses trabajaban desde casa, fue uno de los principales motores de la inflación el año pasado.
La combinación de una mejor oferta y una demanda menguante se ha traducido en una desaceleración significativa de la inflación al consumo y al por mayor, con descensos francos de los precios mensuales de los bienes.
El índice ISM de precios pagados por los fabricantes subió a 44,5 desde 39,4 en diciembre.
A pesar de que la demanda está bajo presión, las fábricas mantienen a sus trabajadores, por ahora. El índice ISM de empleo en las fábricas bajó a 50,6 desde 50,8 de diciembre. Pero este indicador, que ha oscilado al alza y a la baja, no ha sido un buen predictor de las nóminas del sector manufacturero en el informe de empleo del Gobierno, que se sigue muy de cerca.
Según una encuesta de Reuters entre economistas, el empleo en el sector manufacturero probablemente aumentó en 6.000 puestos de trabajo en enero, tras haber aumentado en 8.000 en diciembre. En conjunto, se prevé que las nóminas no agrícolas hayan aumentado en 185.000 puestos de trabajo el mes pasado. La economía añadió 223.000 puestos de trabajo en diciembre.
El informe de empleo de enero se publicará el viernes.
(Reportaje de Lucia Mutikani; Editado en español por Juana Casas)