Shanghái (China), 5 dic (.).- El embajador de China en Estados Unidos, Xie Feng, aseguró que la posible revocación del estatus comercial favorable para el país asiático en la nación norteamericana "sacudirá los mismos cimientos" del comercio global.
En un discurso pronunciado esta semana ante la Cámara General China de Comercio en Chicago (norte de EE. UU.), Xie aseguró que "cualquier intento por acabar" con la designación de China como nación con 'relaciones comerciales normales permanentes' (PNTR) "pisotearía las normas económicas y comerciales internacionales y sacudiría los mismos cimientos del sistema global de comercio".
Las palabras de Xie hacen referencia a una propuesta de ley presentada en noviembre por el congresista republicano John Moolenaar para revocar el estatus PNTR del que disfruta China desde el 2000 y así "dejar de permitir que el Partido Comunista Chino se aproveche de Estados Unidos", al considerar que las relaciones comerciales han "erosionado" la industria manufacturera estadounidense y han trasladado empleos a su "principal adversario".
Ante esto, el embajador chino aseguró que el estatus PNTR "no es un favor unilateral que hacen los Estados Unidos, sino una obligación de todos los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC)".
En su discurso, Xie también indicó que un 'desacoplamiento' de China equivaldría a "pegarse un tiro en el pie" para Estados Unidos, y que la guerra comercial "se ha convertido en una 'espada de Damocles' que pende sobre los negocios estadounidenses".
"Convertir los aranceles en un arma no es la panacea, y podría provocar fácilmente un círculo vicioso de ojo por ojo", advirtió el emisario chino.
"¿Amigos o enemigos?"
Xie reclamó "una nueva visión" para las relaciones entre Pekín y Washington: "¿Qué deberíamos elegir: ser amigos de 1.400 millones de personas (la población de China) o ponernos el uno en contra del otro? La respuesta es evidente. Ante esta encrucijada, no podemos dar marcha atrás o dar un paso adelante y dos hacia atrás".
Los lazos entre Pekín y Washington están, todavía más si cabe, en el punto de mira tras la victoria electoral que garantiza el regreso a la Casa Blanca del republicano Donald Trump, quien inició la guerra comercial contra China en 2018, durante su primer mandato (2017-2021), y ha prometido nuevos aranceles a las importaciones desde el país asiático.
Si bien la consultora Capital Economics cifró únicamente en un 1,1 % del PIB chino el posible impacto de aranceles estadounidenses de un 60 %, también indicó que Pekín permitirá una depreciación del yuan para amortiguar ese impacto, lo que limitaría el impacto de esas tasas a un 0,7 % del PIB y a un 0,5 % en caso de que no se ataje el trasbordo de mercancías a través de terceros destinos.
En cualquier caso, las tensiones no han hecho sino aumentar estos últimos días: el Gobierno de Joe Biden, en sus últimas semanas antes del traspaso de poderes, anunció medidas para restringir el desarrollo de chips en China, a lo que Pekín respondió prohibiendo la exportación a EE. UU. de metales clave como el galio, el germanio, el antimonio o el grafito.
"EE. UU., que depende mucho de las importaciones de esos materiales desde China, se enfrentará a mayores disrupciones de las cadenas de suministro y a costes crecientes. El galio será el más difícil de conseguir en otra parte", indicó la consultora Trivium, en referencia al hecho de que el país asiático controla el 98 % de la producción global de ese elemento.