Estambul, 4 abr (EFE).- La agencia de calificación de riesgo Fitch redujo hoy del 3,2 % al 2,5 % las previsiones de crecimiento de Turquía para este año y ha advertido de que la inestabilidad política puede ensombrecer las perspectivas económicas del país.
Fitch señaló en un comunicado que considera que el crecimiento en 2015 se quedará en el 3,2 %, frente al 3,8 % previsto hasta ahora.
Fitch espera que "el ruido político siga siendo un rasgo duradero en Turquía de cara a las elecciones presidenciales de agosto y las parlamentarias de junio de 2015, ensombreciendo periódicamente la perspectiva económica", señala la agencia en un comunicado.
Fitch advierte de que esa volatilidad política puede provocar "respuestas macroeconómicas impredecibles" y afectar al ambiente empresarial y a la capacidad del Gobierno para actuar.
Entre los aspectos negativos destaca un rápido descenso de las entradas de capital, algo con efectos adversos en la estabilidad económica y financiera.
Por otra parte, la reducción del déficit por cuenta corriente, la estabilidad de la inflación y las medidas gubernamentales para fomentar el ahorro y atraer inversiones extranjeras, son elementos destacados por Fitch como positivos.
Por ello, la agencia mantiene la calificación BBB- para la emisión a largo plazo de deuda en moneda extranjera y la BBB para la local, ambas con perspectiva estable.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, intentó hoy tranquilizar a los mercados al garantizar que las elecciones generales no se adelantarían en ningún caso a este verano, cuando se celebran las elecciones presidenciales.
También vaticinó que el Banco Central turco volverá a bajar los tipos de interés, que subió de forma considerable en enero para frenar la caída de la lira, una medida inevitable según los analistas económicos.
"El Banco Central debe bajar los intereses; al bajar habrá mayor atractivo para los inversores, llegarán muchas más inversiones", opinó Erdogan, que siempre ha defendido que unos intereses altos hacen subir la inflación, cuando los economistas consideran habitualmente que se da el efecto contrario.