El cierre del viernes 27 de marzo mostró una baja en la cotización de la libra esterlina respecto al dólar en relación a siete días atrás. La cotización de la divisa británica cerró a US$ 1,4335 mientras que en la jornada del 20 de marzo lo había hecho a US$ 1,4465.
La moneda británica se ha encontrado bajo una fuerte presión vendedora producto de los datos económicos negativos que surgieron de la misma.
Entre los datos económicos negativos, el consumo en Inglaterra continúa débil. Según la Oficina de Estadísticas Nacionales, las ventas minoristas alcanzaron su menor nivel de los últimos 14 años en el segundo mes del presente año al registrar una baja mensual del 1,9%.
La economía se contrajo más de lo esperado. El pasado viernes se conoció que en el cuarto trimestre de 2008, el PBI de Inglaterra se contrajo un 1,6%, la mayor contracción observada desde 1980.
A los malos datos económicos, se sumó el fracaso en el intento de emisión por parte del gobierno británico de obligaciones a 40 años, siendo ésta la primera emisión fallida que se produce desde 2002.
Desde el gobierno británico se intentan acciones para reactivar a la economía que al mismo tiempo representan grandes riesgos a futuro. En el mes de abril, con el anuncio del presupuesto para el período 2009-2010, el gobierno de Gordon Brown dará a conocer un nuevo plan de estímulo económico para lograr la reactivación de la economía.
Más que las expectativas de dicho plan sobre el crecimiento, el mismo implica riesgos para la estabilidad económica de Inglaterra. Los riesgos de mayor inflación e inestabilidad económica que pueden provocar los grandes desbalances fiscales que sufrirá la economía británica en los próximos años fueron advertidos por el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King.
Todas las señales anticipan que la economía británica demorará más en su recuperación que el resto de las economías europeas. La debilidad de la economía inglesa se traducirá en el mediano plazo en el valor de la libra esterlina, la cual podría recuperar valor ante un posible cambio en la dirección de la política monetaria.
Es que durante la semana pasada, se conoció que la tasa de inflación minorista del mes de febrero había superado en más de un punto porcentual la meta del 2% impuesta por el Banco de Inglaterra (al ubicarse en un 3,2% en términos interanuales). A pesar de que el gobernador de la entidad, Mervyn King, confía en que la inflación minorista bajaría de manera significativa en breve, no se descarta que el Banco de Inglaterra decida algún alza en su tasa de interés para los próximos meses en caso de que las presiones inflacionarias no cedan.
Para la semana que está comenzando, las perspectivas para la libra esterlina son negativas en relación al dólar norteamericana. Es de esperar que la cotización siga perdiendo valor aunque no rompa el piso de los US$ 1,40.
La moneda británica se ha encontrado bajo una fuerte presión vendedora producto de los datos económicos negativos que surgieron de la misma.
Entre los datos económicos negativos, el consumo en Inglaterra continúa débil. Según la Oficina de Estadísticas Nacionales, las ventas minoristas alcanzaron su menor nivel de los últimos 14 años en el segundo mes del presente año al registrar una baja mensual del 1,9%.
La economía se contrajo más de lo esperado. El pasado viernes se conoció que en el cuarto trimestre de 2008, el PBI de Inglaterra se contrajo un 1,6%, la mayor contracción observada desde 1980.
A los malos datos económicos, se sumó el fracaso en el intento de emisión por parte del gobierno británico de obligaciones a 40 años, siendo ésta la primera emisión fallida que se produce desde 2002.
Desde el gobierno británico se intentan acciones para reactivar a la economía que al mismo tiempo representan grandes riesgos a futuro. En el mes de abril, con el anuncio del presupuesto para el período 2009-2010, el gobierno de Gordon Brown dará a conocer un nuevo plan de estímulo económico para lograr la reactivación de la economía.
Más que las expectativas de dicho plan sobre el crecimiento, el mismo implica riesgos para la estabilidad económica de Inglaterra. Los riesgos de mayor inflación e inestabilidad económica que pueden provocar los grandes desbalances fiscales que sufrirá la economía británica en los próximos años fueron advertidos por el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King.
Todas las señales anticipan que la economía británica demorará más en su recuperación que el resto de las economías europeas. La debilidad de la economía inglesa se traducirá en el mediano plazo en el valor de la libra esterlina, la cual podría recuperar valor ante un posible cambio en la dirección de la política monetaria.
Es que durante la semana pasada, se conoció que la tasa de inflación minorista del mes de febrero había superado en más de un punto porcentual la meta del 2% impuesta por el Banco de Inglaterra (al ubicarse en un 3,2% en términos interanuales). A pesar de que el gobernador de la entidad, Mervyn King, confía en que la inflación minorista bajaría de manera significativa en breve, no se descarta que el Banco de Inglaterra decida algún alza en su tasa de interés para los próximos meses en caso de que las presiones inflacionarias no cedan.
Para la semana que está comenzando, las perspectivas para la libra esterlina son negativas en relación al dólar norteamericana. Es de esperar que la cotización siga perdiendo valor aunque no rompa el piso de los US$ 1,40.