Fráncfort (Alemania), 10 sep (.).- El sector de la banca en la sombra representa el 40 % del sistema financiero de la Unión Europea (UE), según cifras del Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (CERS), un organismo independiente que se creó tras la crisis para detectar amenazas para la estabilidad financiera.
El CERS publicó hoy su tercer informe anual sobre el sector de la banca en la sombra, que cubre datos hasta finales de 2017.
El informe destaca algunos riesgos de este sector que ha crecido mucho los últimos años.
Por ejemplo, el riesgo de liquidez y de alto endeudamiento de algunos tipos de fondos de inversión.
Asimismo, existe un riesgo de contagio entre sectores, tanto a nivel nacional como transfronterizo por sus conexiones.
Además, el CERS observa un riesgo por su carácter procíclico, de apalancamiento y de liquidez por el uso de derivados y transacciones de financiación de valores.
La actividad bancaria paralela puede amplificar los ciclos financieros porque crece durante los períodos de expansión y se reduce en las fases de contracción.
El sector de otras instituciones financieras puede tener problemas porque la falta de información impide realizar una valoración de riesgo amplia.
El informe analiza a los fondos de inversión y a otras instituciones financieras, como empresas de vehículos financieros, vendedores de valores y derivados y empresas financieras de préstamo.
También estudia los mercados de transacciones de financiación de valores, en las que se usan valores para tomar prestado dinero, y de derivados porque en ellos pueden surgir riesgos por la utilización y reutilización de garantías financieras.
El sector de la banca en la sombra es un sistema bancario paralelo en el que entidades financieras no bancarias realizan actividades financieras que generan apalancamiento y participan en actividades de transformación de vencimientos y liquidez.
En condiciones económicas normales, la banca en la sombra potencia la capacidad de recuperación del sistema financiero al ofrecer productos únicos y vehículos que les permiten gestionar los riesgos de crédito, liquidez y vencimiento.
Pero también genera riesgos que pueden poner en peligro la estabilidad financiera.