Por Daniel Leussink
TOKIO, 22 jul (Reuters) - La inflación al consumo subyacente en Japón se mantuvo por encima del objetivo del 2% del Banco Central de Japón por tercer mes consecutivo en junio, ya que la economía se enfrentó a la presión de los altos precios mundiales de las materias primas, que han hecho subir el coste de las importaciones del país.
El aumento de los precios al consumo pone en entredicho la opinión del Banco de Japón de que las recientes subidas de precios en la tercera economía mundial seguirán siendo algo temporal, añadiendo preocupación a los hogares por el aumento del coste de la vida.
El índice de precios al consumo (IPC) subyacente de todo el país, que excluye los costes volátiles de los alimentos frescos pero incluye los de la energía, subió un 2,2% en junio con respecto al año anterior, según datos del Gobierno japonés.
Los datos, que coincidieron con la previsión media del mercado, significaron que la inflación se mantuvo por encima del objetivo del 2% del Banco de Japón por tercer mes consecutivo. Se trata de un dato que sigue a las subidas del 2,1% registradas en mayo y abril.
Una medida aún más ajustada del IPC que elimina los costes volátiles de los alimentos y los combustibles subió un 1,0% en junio respecto al año anterior, lo que supone la mayor subida desde febrero de 2016.
Se espera que el aumento de los precios de los combustibles y de los alimentos, agravado en parte por la invasión rusa de Ucrania y por un yen muy debilitado que está hinchando los costes de importación, mantenga la inflación subyacente de los consumidores japoneses por encima del objetivo del Banco de Japón durante la mayor parte de este año, según los analistas.
Sin embargo, el ritmo general de aumento de los precios en Japón sigue estando muy por debajo de las subidas mucho más pronunciadas de las economías de Estados Unidos y Europa, ya que el escaso crecimiento de los salarios y la lenta recuperación del consumo disuaden a las empresas japonesas de subir los precios.
El jueves, el Banco de Japón elevó su previsión de inflación subyacente para el año fiscal en curso, que finaliza en marzo de 2023, hasta el 2,3% desde el 1,9%, pero mantuvo sus tipos de interés ultrabajos, pese a que muchos de sus homólogos mundiales endurecen fuertemente su política monetaria en un intento de enfriar las presiones sobre los precios.
(Reporte de Daniel Leussink; edición de Sam Holmes; traducido por José Muñoz en la redacción de Gdańsk)