FRÁNCFORT, 1 jun (Reuters) - La inflación de la zona euro superó el mes pasado el escurridizo objetivo del Banco Central Europeo, lo que agudiza el desafío en materia de comunicación para los responsables de política monetaria, que vivirán felizmente con precios más altos por ahora pero podrían enfrentarse a la irritación de los consumidores.
La inflación en los 19 países que comparten el euro se aceleró hasta el 2% en mayo, frente al 1,6% de abril, impulsada por el aumento de los costes de la energía, situándose así en su tasa más elevada desde finales de 2018 y por encima del objetivo del BCE de "ligeramente por debajo del 2%".
Sin embargo, es poco probable que mayo sea el pico. La inflación podría estar más cerca del 2,5% a finales de año, ya que la recuperación de una doble recesión inducida por la pandemia de COVID-19 y los recientes aumentos de los precios de las materias primas se suman a las presiones sobre los precios.
Sin embargo, superar este periodo es, sobre todo, un ejercicio de comunicación para el BCE. El banco ya ha dejado claro que este no es el tipo de inflación que persigue después de casi una década sin alcanzar su objetivo, por lo que la política monetaria se mantendrá relajada durante los próximos años.
Por un lado, el aumento de la inflación es temporal, según afirman incluso los dirigentes más conservadores del banco. Los factores que impulsan el crecimiento de los precios se desvanecerán a principios del próximo año, especialmente porque el crecimiento de los salarios, un componente necesario de la inflación duradera, sigue siendo anémico.
El aumento de los precios del petróleo también oculta la debilidad de las tendencias subyacentes, y la inflación de los servicios y los bienes duraderos, medidas más significativas para los banqueros centrales, sigue siendo débil, según argumentan los responsables de la fijación de los tipos de interés.
De hecho, la inflación subyacente, es decir, los precios que excluyen los costes volátiles de los alimentos y la energía, sólo aumentó del 0,8% al 0,9%. Un índice más limitado, que excluye los precios del alcohol y el tabaco, subió al 0,9% desde el 0,7%
La política monetaria del BCE también es ineficaz frente a los movimientos de los precios a corto plazo, lo que supone una razón más para que el banco mire más allá de la subida de este año.
Todo esto refuerza los argumentos para que el BCE mantenga una estrategia ultralaxa cuando sus dirigentes se reúnan el 10 de junio, aun en el caso de cierto rechazo público, especialmente en Alemania, donde la inflación superará el 3% a finales de este año, ya que una subida de impuestos y los efectos estadísticos se suman a las presiones sobre los precios
Algunos alemanes conservadores, que son los mayores críticos de la política del BCE, temen que el banco central sea excesivamente complaciente con la inflación y que su política de dinero fácil traiga un nuevo periodo de precios más altos.
(Reporte de Balazs Koranyi; edición de Nick Macfie; traducido por Tomás Cobos)