Washington, 2 dic (EFE).- El secretario del Tesoro
estadounidense, Timothy Geithner, anunció hoy en el Congreso que el
plan de rescate de 700.000 millones que se puso en marcha el año
pasado para salvar instituciones financieras está llegando a su fin.
"Estamos llegando ya al punto en que el programa tiene que ir
finalizando", dijo Geithner en una comparecencia ante un comité del
Senado, convocado inicialmente para hablar de la nueva regulación
que el Gobierno de Barack Obama trata de impulsar en el mercado de
derivados.
El Programa de Alivio de Activos Depreciados (TARP, por su sigla
en inglés) fue aprobado a finales del año pasado por el anterior
Gobierno de EE.UU. con el objeto de inyectar capital a las entidades
financieras cuya solvencia estaba en peligro por su exposición a
activos "tóxicos", como las hipotecas de alto riesgo.
El programa, muy criticado en la opinión pública por permitir el
cobro de bonos por parte de directivos de empresas rescatadas, vence
a finales de año, aunque algunos legisladores defienden que continúe
en 2010.
Al respecto, Geithner anunció que el Gobierno se va a poner a
trabajar en breve en el diseño de la finalización de este programa,
aunque esto no quiere decir que se produzca a final de año, como
está programado inicialmente.
"Nada me haría más feliz", dijo el secretario del Tesoro a
preguntas de un legislador sobre la posibilidad de acabar el
programa, aunque destacó que sería peligroso precipitarse, porque
podría estrangularse el crédito y abortar la incipiente recuperación
económica.
Avanzó que en las próximas semanas, el Gobierno analizará los
distintos planes para acabar con el rescate bancario, y dijo que los
contribuyentes podrán recuperar "una parte sustancial" del dinero
invertido.
En su comparecencia, Geithner se refirió también a los proyectos
de ley que tiene sobre la mesa el Senado y la Cámara de
Representantes de EE.UU. para reformar la regulación financiera, y
pidió a los legisladores el apoyo necesario para sacarlos adelante.
Una parte importante de la nueva regulación es lo que afecta a
los productos derivados de alta sofisticación, que provocaron un
agravamiento de la crisis financiera por el alto riesgo que
conllevan.
La nueva regulación, explicó Geithner, obligará a los operadores
a negociar estos productos en mercados regulados, con una mayor
transparencia, y con garantías establecidas, pese a las quejas de
las firmas financieras de que este proceso les hará incurrir en
mayores costes. EFE