Berlín, 18 mar (EFE).- El Gobierno alemán trata de evitar que la sombra del "Grexit" -salida de Grecia de la zona euro- o de eventuales nuevas sanciones contra Rusia eclipsen la agenda oficial de la próxima cumbre de la UE, visto que las tensiones con Atenas y con Moscú siguen acaparando la actualidad informativa.
Del Consejo Europeo que se abre mañana jueves no deben esperarse decisiones respecto a Grecia, ya que "lo relevante del proceso a seguir quedó marcado el 20 de febrero", afirmaron hoy fuentes gubernamentales en alusión al acuerdo adoptado entonces por el Eurogrupo para extender cuatro meses la ayuda financiera a Atenas.
La visita a Berlín el próximo lunes del jefe del Gobierno griego, Alexis Tsipras, a invitación de la canciller Angela Merkel, no tiene por qué afectar al "procedimiento" ahí aprobado y las decisiones al respecto no las adopta al Ejecutivo alemán, sino al conjunto del Eurogrupo y restantes "instituciones" implicadas.
Las fuentes gubernamentales alemanas rehuyeron, asimismo, incidir en el presunto papel "mediador" que puede ejercer la canciller entre Atenas y el resto de la UE, pese a que la propia Merkel empleó ese término ayer, en una reunión del grupo parlamentario conservador.
Era una sesión interna de los diputados de la -la Unión Cristianodemócrata de Merkel y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera- y no es cometido del gobierno o sus portavoces comentarla, indicaron esas fuentes.
Tampoco quisieron comentar si del encuentro entre Merkel y Tsipras, durante la cumbre de Bruselas o el lunes en Berlín, debe esperarse una distensión en las relaciones bilaterales, tras los ataques recíprocos en los días pasados entre sus ministros de Finanzas, Wolfgang Schäuble y Yanis Varufakis.
El objetivo de Berlín es, como lo ha sido durante toda la crisis de la deuda, hacer lo preciso para que Grecia siga en el euro, insistieron, aunque el mismo Schäuble no ha descartado últimamente una salida accidental de Atenas de la eurozona.
Sobre la petición de Tsipras de una reunión a cinco bandas -con Merkel, el presidente francés, François Hollande, el del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi y el de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker-, desde Berlín se limitaron a comentar que las cumbres de la UE dan ocasión para encuentros "en muchos formatos posibles".
La presencia de Draghi en las sesiones del Consejo no debe relacionarse con la deuda griega, indicaron, sino que forma parte de las "buenas prácticas" de algunas cumbres para agilizar la comunicación entre los líderes de la UE y sus instituciones.
Desde Berlín se insistió, asimismo, en que no debe esperarse de la cumbre "decisiones" en relación a un endurecimiento de las sanciones a Rusia y ni siquiera sobre la posible prórroga a las existentes, como reclama Kiev.
La fuente gubernamental se remitió a la declaración del lunes de la canciller, quien dejó claro ante el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, que lo inminente ahora era lograr la implementación de los acuerdos de Minsk y no hablar de nuevas sanciones o prórroga a las existentes.
El objetivo de Berlín es ceñirse a la agenda oficial del Consejo Europeo, centrada en la política climática y energética y donde se preparará la cumbre del partenariado oriental, que tendrá lugar en Riga el 21 y 22 de mayo y donde se evaluarán las relaciones de la UE con sus vecinos del este, lo que implica al conflicto ucraniano.