Pekín, 19 ene (.).- China publicará mañana, viernes, el dato de su producto interior bruto (PIB) de 2016, que previsiblemente contará con indicios de estabilización, e incluso repunte, de su actividad económica y un amplio consenso entre los analistas de que crecerá en el entorno del 6,7 % interanual.
Esa tasa de crecimiento es la que ya registró la segunda economía mundial en los tres primeros trimestres del año pasado y las autoridades del gigante asiático llevan semanas anticipando que cabe esperar una cifra similar para el conjunto del ejercicio.
"A pesar de las dificultades de la economía global, se espera que la de China haya crecido un 6,7 % en 2016, todavía una de las tasas más altas del mundo", afirmó el presidente chino, Xi Jinping, al inaugurar este martes el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza).
El sector inmobiliario, que impulsó el crecimiento chino hasta el tercer trimestre, pareció perder fuerza en la última parte del año, en la medida en que decenas de gobiernos locales tomaron medidas para enfriar una escalada de precios que fue vista como una burbuja.
El comercio exterior siguió en tono bajo y cerró el ejercicio con un recorte del 0,9 % y una reducción del 9,1 % en su superávit, resultado de una caída de las exportaciones del 2 % y un alza de las importaciones del 0,6 %.
Pero la importancia del sector exterior para la economía china se ha ido diluyendo en los últimos años en paralelo a la pujanza de su mercado doméstico.
Y nada parece indicar una desaceleración del consumo, convertido ya en la principal fuente del crecimiento económico del gigante asiático, y en la última edición del Día del Soltero -la jornada de más compras en el comercio electrónico-, el pasado 11 de noviembre, se volvieron a batir récords.
"El consumo de los hogares y el sector servicios se han convertido en los principales motores de crecimiento. En los tres primeros trimestres de 2016, el valor añadido de la industria terciara representó un 52,8 % del PIB y el consumo doméstico contribuyó un 71 % al crecimiento económico", explicó Xi en Davos.
El índice de precios al consumo (IPC) de China aceleró en 2016 hasta el 2 % interanual, seis décimas más que en 2015, y ese repunte llegó acompañado de inflación en el sector mayorista en los últimos cuatro meses del año, tras romper una racha de más de cuatro años en deflación.
La recuperación de los precios al por mayor se debe, en gran medida, al vigor de la inversión pública, que se mantuvo en el cuarto trimestre de 2016, al tiempo que la privada empezó a remontar en octubre y noviembre -todavía no se conocen los datos de diciembre- tras el bache del pasado verano.
El órgano de planificación económica chino, la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo, aprobó a lo largo de 2016 un total de 227 proyectos que suponen una inversión de 1,7 billones de yuanes (248.500 millones de dólares, 233.800 millones de euros).
La política fiscal expansiva de Pekín ayudó al optimismo de las empresas manufactureras, que terminaron 2016 con cinco meses consecutivos revelando expansiones en su actividad a través del índice gerente de compras (PMI), a pesar de los numerosos desafíos que enfrenta el gigante asiático.
"La economía china afronta presiones bajistas y muchas dificultades que incluyen una aguda disparidad entre el exceso de capacidad y la actualización de la estructura de la demanda, falta de fuerzas internas para el crecimiento, la acumulación de riesgos financieros y crecientes riesgos en ciertas regiones", enumeró Xi.
La Oficina Nacional de Estadísticas radiografiará mañana cómo afectaron esos problemas a la segunda economía mundial, pero el mandatario chino ya avanzó en Davos que las medidas que se han tomado para solucionarlos están dando "buenos resultados".