Por Jacob Gronholt-Pedersen y Stine Jacobsen
COPENHAGUE (Reuters) - Dinamarca está cerca de convertirse en el tercer país nórdico en formar un Gobierno de izquierdas en el último año, después de que los ciudadanos se rebelaran contra las medidas de austeridad y asestaran un golpe a los nacionalistas de derecha en el Gobierno en las elecciones generales del miércoles.
La mayoría de los daneses optó por echar del Ejecutivo al actual primer ministro, Lars Lokke Rasmussen, allanando el camino para que la líder socialdemócrata Mette Frederiksen, de 41 años, se convierta en la primera ministra más joven de la historia de Dinamarca.
El conjunto de los escaños obtenidos en los comicios del miércoles por el partido de Frederiksen y el resto de formaciones de izquierda suma 96 asientos, lo cual supone una mayoría parlamentaria frente a los 76 obtenidos por el gobernante Partido Liberal y otros grupos de derecha.
Tras dos décadas de reformas económicas de cuño liberal en Dinamarca, las urnas decidieron el regreso del Partido Socialdemócrata al poder. En las sucesivas legislaturas que lideraron a lo largo del siglo XX, los socialistas fueron los principales artífices de un Estado del bienestar que abarcaba todo el ciclo vital de los ciudadanos que se erigió en el modelo de los políticos de izquierda de todo el mundo.
El nacionalista Partido Popular Danés (PPD), principal aliado del Gobierno en minoría de Rasmussen, parece haber perdido tirón entre los daneses después de que los partidos mayoritarios hayan adoptado una postura más dura sobre la inmigración. El apoyo al PPD se desplomó de un 21,1% en las elecciones de 2015 a un 8,7% en las de este miércoles.
Rasmussen, en el cargo desde 2015 después de un primer mandato entre 2009 y 2011, dijo a última hora del miércoles que comunicaría el cese de su Gobierno a la Reina Margarita el jueves.
La promesa de la socialista Frederiksen de aumentar el gasto social después de años de austeridad, junto con su postura más dura sobre la inmigración, obtuvo una gran aceptación entre los votantes en las encuestas publicadas antes de las elecciones. No obstante, es posible que la necesidad de encontrar apoyos entre los grupos de izquierda obligue a los socialistas a moderar sus políticas en materia migratoria.
(Información de Jacob Gronholt-Pedersen, Stine Jacobsen y Andreas Mortensen; Traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdynia)