Río de Janeiro, 22 mar (.).- El Gobierno brasileño redujo desde el 1,0 % hasta el 0,5 % su proyección del crecimiento de la economía del país este año, pero reiteró que espera una recuperación en 2017 tras la recesión más grave del país en las últimas décadas.
"No vemos esta revisión como una frustración, sino como algo bueno. Ahora estamos seguros de que la economía ha despegado y que está lista para crecer", dijo el secretario de Política Económica del Ministerio de Hacienda, Fabio Kanczuk, en una rueda de prensa en la que anunció los nuevos cálculos del Gobierno.
La nueva proyección del Gobierno del crecimiento del producto interior bruto (PIB) del país se aproxima a la de los economistas del mercado financiero, que esperan para este año un crecimiento del 0,48 %.
De confirmarse la nueva previsión del Gobierno, Brasil volverá a crecer este año, aunque ligeramente, tras haber encadenado en 2015 y 2016 dos años consecutivos de retroceso por primera vez desde la década de 1930.
El PIB de la mayor economía sudamericana bajó un 3,8 % en 2015, su peor resultado en 25 años, y otro 3,6 % en 2016.
"Estamos viendo una aceleración del crecimiento en los primeros meses de 2017 y por eso consideramos que la posibilidad de terminar el año con una tasa de crecimiento mayor al 0,5 % es superior a que tengamos una expansión menor", dijo Kanczuk.
Según el funcionario, el Gobierno tiene un alto grado de confianza de que la economía crecerá ligeramente en el primer trimestre y que la expansión puede llegar al 2,7 % en el último trimestre en la comparación con el mismo período de 2016.
Además de prever una recuperación este año, el Gobierno proyecta un crecimiento del 2,5 % para 2018.
El Gobierno revisó su proyección de inflación este año, desde el 4,7 % hasta el 4,3 %.
La nueva previsión acerca los cálculos del Gobierno a los de los economistas del mercado financiero, que proyectan para este año una variación de los precios del 4,15 %.
De cumplirse el nuevo pronóstico, Brasil terminará 2017 con la inflación por debajo de la meta del Gobierno, que es del 4,5 % anual, con un margen de tolerancia de un punto y medio porcentual, lo que eleva el techo máximo hasta el 6 %.
Brasil registró en 2015 una inflación del 10,67 %, su mayor nivel en 13 años, y en 2016 el índice cayó hasta el 6,29 %, por encima de la meta, pero dentro del límite máximo de tolerancia, que era entonces del 6,5 %.