El primer ministro francés, Michel Barnier, se encuentra al borde de enfrentar una moción de censura tras una polémica decisión de avanzar con un plan de financiación de la seguridad social sin contar con el pleno respaldo parlamentario. Barnier, quien encabeza un gobierno minoritario desde las elecciones generales inconclusas de septiembre, podría ser destituido si el descontento de la oposición culmina en una votación exitosa en su contra.
El debate sobre la financiación de la seguridad social, parte integral del plan presupuestario del gobierno para 2025, estaba programado para discutirse en la Asamblea Nacional, la cámara baja del parlamento francés, el lunes. La Agrupación Nacional (RN), partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen en el parlamento, ha criticado duramente varios aspectos del plan presupuestario, incluyendo las medidas relacionadas con la seguridad social.
En un intento por apaciguar al RN, el despacho del primer ministro anunció la cancelación de una propuesta que habría reducido los reembolsos de medicamentos recetados a partir del próximo año. No obstante, a pesar de esta concesión, la posición de Barnier sigue siendo precaria.
Si Barnier no logra asegurar una mayoría en el parlamento para su agenda legislativa, podría verse obligado a invocar los poderes ejecutivos contemplados en el artículo 49.3 de la constitución francesa. Este artículo le permitiría implementar las medidas sin someterse a votación. Sin embargo, tal acción podría desencadenar una moción de censura, posiblemente tan pronto como el miércoles.
Para sobrevivir a una moción de censura, Barnier necesitaría evitar la oposición del RN de Le Pen, ya que el apoyo de los partidos de izquierda parece improbable en este escenario. El desenlace de dicha votación podría resultar en la primera moción de censura exitosa en Francia desde 1962, cuando el gobierno de Georges Pompidou cayó durante la presidencia de Charles de Gaulle.
Esta situación pone de manifiesto la fragilidad del actual gobierno francés y subraya los desafíos que enfrenta Barnier para llevar adelante su agenda política en un panorama parlamentario fragmentado. La evolución de los acontecimientos en los próximos días será crucial para determinar el futuro político de Barnier y la estabilidad del gobierno francés en su conjunto.
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