Ilya U. Topper
Estambul, 12 mar (EFE).- Una foto del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, con el máximo cargo del Banco Central, Erdem Basçi, a quien había atacado en las últimas semanas, ha calmado hoy los mercados y detenido la caída de la lira turca, que ha perdido un 10 % de su valor en las últimas semanas.
La reunión de Erdogan y Basçi, que duró toda la tarde del miércoles, parece haber incidido hoy en la estabilidad de la lira -que cotiza a unas 2,6 unidades por dólar- y que ha detenido su depreciación.
Aparentemente, el encuentro certifica el fin de los enfrentamientos entre Erdogan y el Banco Central, que han marcado los últimos meses, pero es una calma momentánea, advirtió en conversación con Efe el economista turco Erdal Saglam.
"Los mercados estuvieron muy tensos durante el último mes y los comunicados tras la reunión han dado la sensación de que la 'pelea se acabó', lo cual ha suavizado algo la actitud de los mercados, pero hay que tener en cuenta que no es un clima permanente", evaluó Saglam.
La tensión se debía a las continúas presiones públicas de Erdogan contra el Banco Central para que redujera sustancialmente los tipos de interés, actualmente en un 7,5 % tras varias bajadas cautelosas desde el 10 % al que subió el precio del dinero en enero de 2014.
Un tipo alto es necesario para mantener bajo control la inflación, que en el último año ha oscilado entre el ocho y el 10 %, cuando el objetivo oficial es el 5 %, mientras que un precio del dinero bajo estimula el crecimiento, algo importante a tres meses de unas elecciones legislativas.
Pero Erdogan ha insistido reiteradamente en los últimos meses que los tipos de interés altos provocan una alta inflación, al contrario de lo que opinan todos los economistas, y ha criticado duramente a Erdem Basçi por no hacerle caso.
El jefe del Estado insinuó que el Banco Central estaría "bajo influencia extranjera" y dispuesto a "vender la patria", al mantener los tipos altos, exabruptos que causaron graves tensiones en el Gobierno.
Formalmente, Erdogan no ostenta el poder ejecutivo desde que abandonó en agosto pasado el cargo de primer ministro para pasar a la Presidencia, lo que le obligó también dimitir de su partido, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP).
Pero pocos dudan que gran parte del AKP sigue fielmente las indicaciones de su antiguo jefe, que ya ha dejado claro que piensa seguir dirigiendo el país.
Sólo el viceprimer ministro económico Ali Babacan, quien ayer acompañó a Basçi a la reunión, había respaldado públicamente la política del Banco Central, una postura aparentemente tan incómoda que hace dos semanas corrieron rumores, luego desmentidos por los hechos, sobre su inmediata dimisión.
Ahora, "la percepción es que Basçi y Babacan consiguieron convencer a Erdogan de que en este momento, bajar los tipos de interés no es bueno para la economía turca", resume en conversación con Efe el economista turco Emre Deliveli.
"O al menos le convencieron de que es malo para la economía turca criticar el Banco Central en público", acota.
¿Realmente cree Erdogan que bajando los tipos se consigue reducir la inflación? "Como insiste tanto en esta tesis, que no existe en la literatura económica, quizás realmente se lo crea. Pero más importante es que quiere estimular los mercados antes de las elecciones (generales del 7 de junio)", opina Saglam.
"Pero ante la reacción de los mercados se habrá echado atrás, porque ha visto que en lugar de ganar votos con una reducción forzada de los tipos, estaba abocado a perderlos", evalúa el economista.
De todas formas, con menos de tres meses hasta las elecciones, ya no hay tiempo para que una bajada de intereses pueda estimular la economía, añade Emre Deliveli.
Hace unos meses, cuando el presidente empezó a presionar en este sentido, una bajada de los tipos habría estimulado el negocio de la construcción, y a través de él, el consumo y el empleo, pero a costa de inflar aún más lo que ya se asemeja a una burbuja.
Ahora, un prudente silencio por parte del presidente puede calmar las aguas y al menos mantener en Turquía el dinero extranjero en el que se basa gran parte del rápido pero frágil crecimiento económico turco.
"No hace falta que Erdogan respalde al Banco: basta con que se quede callado. Probablemente siga presionando a los responsables del Banco en privado, pero ya no en público, porque ha visto que cada vez que hablaba del Banco, la lira perdía valor", abunda Deliveli.
Tras oscilar alrededor de los 1,5 liras por dólar durante varios años, la moneda turca cayó por debajo de las 2 liras por dólar a inicios de 2014, pero empezó a desplomarse con más rapidez a inicios del año en curso y sólo en el último mes ha bajado de 2,45 a 2,60 unidades por dólar.