Davos (Suiza), 18 ene (.).- El escepticismo y la frustración que atraviesa el proyecto europeo, cuyo mayor exponente ha sido el "brexit", la salida del Reino Unido de la Unión Europea, tienen su origen en causas económicas, según un grupo de expertos reunidos hoy en el Foro Económico Mundial de Davos.
El desapego y el rechazo que causa la idea de Europa ha centrado hoy un debate en el que han participado el comisario europeo de Economía y Finanzas, Pierre Moscovici, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, la presidenta de Eni (MI:ENI), Emma Carcegaglia, y el secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC), Luca Visentini.
Todos ellos han destacado la elevada tasa de paro, los recortes sociales y la caída de los ingresos tras la crisis de los últimos años como los factores que han hecho arraigar fuertes sentimientos antieuropeos y florecer movimientos populistas.
Moscovici ha recordado la frase que se hizo famosa durante la campaña electoral de 1992 en Estados Unidos, "¡Es la economía, estúpido!", que Bill Clinton utilizó contra Bush y que le dio finalmente la victoria.
La gente corriente siente que se han convertido en perdedores, hay un sentimiento generalizado de rabia frente a los efectos de la crisis, ha dicho; y la Unión Europea no ha puesto en marcha las políticas sociales e industriales que hubieran frenado el populismo.
Para colmo, la Comisión Europea se percibe como "una elite innecesaria a la que nadie cree", aunque esa misma Comisión es la que "ha hecho un buen trabajo en Grecia, evitando que abandonara la UE".
Y en vez de "estar orgullosos de ser europeos", lo que hay en la calle es la propagación de un discurso populista del que no se libra ningún país y que es especialmente grave en Francia, donde hay una posibilidad cierta de que el Frente Nacional acceda a la presidencia de la República.
Stiglitz ha dado por buenos los argumentos de Moscovici, aunque no ha ocultado un cierto "euroescepticismo" cuando ha puesto en duda que la moneda única europea, "que no es más que un trozo de papel", sobreviva otra década años, o cuando se ha preguntado si en diez años la UE estará integrada "por mas o menos de 28 miembros".
En opinión del economista, Europa no lo ha hecho bien, se ha dotado de unas instituciones "muy rígidas" que no han visto venir la crisis y que no han sabido reaccionar cuando la tenían encima; además, en algunos casos los ajustes han provocado "tantos problemas como pretendían solucionar", como fue el caso de España, donde las reformas "llevaron al país al borde de la recesión".
Pero en Estados Unidos "ha sido aún peor que en Europa", ha señalado Stiglitz, de ahí "la victoria de Donald Trump", con verdaderas razones para el enfado, después de que los ingresos de la clase trabajadora hayan caído a niveles de hace décadas, según él.
La presidenta de Eni, Emma Marcegaglia, ha expresado su temor a las políticas que vaya a aplicar a partir de ahora el presidente de Estados Unidos, que toma posesión el viernes.
Su mayor preocupación es que Europa, que representa un 27 % del PIB mundial y un 40 % del gasto total en protección social, tenga un déficit de cinco millones de empleos.
El sindicalista italiano Visentini ha apuntado varias recetas, como la apuesta por el crecimiento sostenible y la movilización de inversiones para crear puestos de trabajo dignos, y ha sugerido que los "miles de millones de euros bloqueados en el Mecanismo Europeo de Estabilidad" se destinen a este fin.
En el 60 aniversario del Tratado de Roma, ha dicho Moscovici, es el momento de poner en marcha iniciativas que están ya muy consensuadas, como la creación de un ministro de Finanzas europeo o la aceleración de los procesos de convergencia que eliminen o mitiguen las diferencias de ritmo entre los distintos países.
Sobre este punto, Marcegaglia ha señalado que no es descabellado que Europa funciones "de dos velocidades, mejor eso que nada".