Atenas, 7 oct (EFE).- Los representantes de la troika de acreedores concluyeron hoy la primera parte de su nueva evaluación del programa de ajuste griego sin acuerdo con el Ejecutivo de Atenas sobre los principales temas candentes, y regresarán el próximo día 26, una vez publicadas las pruebas de resistencia de los bancos.
Mientras tanto permanecerán en Atenas los "técnicos" de la troika (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Comisión Europea).
Uno de los temas en los que no hubo acuerdo fue en los despidos en el sector público, a pesar de que la troika cuenta con el apoyo del ministro de Reforma Administrativa, Kyriakos Mitsotakis, quien, sin embargo, se ha topado con la resistencia de algunos de sus colegas, como el ministro de Interior, Aryiris Dinópulos.
La troika exige eliminar este año 6.500 empleos públicos, como parte del gran desmantelamiento de 25.000 puestos de trabajo públicos entre 2013 y 2014.
Tampoco fue posible en la reunión de los líderes de la troika con el ministro de Finanzas, Gikas Jardúvelis, un consenso sobre cómo solucionar el gran problema de las deudas morosas de las empresas con el Estado, la seguridad social y los bancos, que totalizan 40.000 millones de euros.
Un alto funcionario griego presente en la reunión explicó hoy a los medios que la troika exigió "una solución para la totalidad de las deudas morosas", es decir también las de los particulares, algo que -reconoció- "complica el problema".
La suma total de las deudas morosas asciende en estos momentos a 150.000 millones de euros.
Entre los asuntos que se debaten en esta quinta evaluación figuran además reformas en el mercado laboral y el levantamiento de la prohibición de los desahucios.
En el asunto de las reformas laborales se perfila un acuerdo parcial, pues el ministro de Trabajo, Yannis Vrutsis, se mostró favorable a la restricción de los derechos sindicales que exige la troika.
Además parece que el Gobierno está listo a aceptar las nuevas reducciones de pensiones exigidas por los acreedores a partir de 2015.
Pero Vrutsis no parece dispuesto a ceder a otra exigencia de la troika, la liberalización completa de los despidos en el sector privado.
Estas últimas negociaciones del programa de rescate, cuya parte europea finaliza a finales de año, son especialmente importantes para el Ejecutivo de Atenas, que intenta convencer a la troika de que es capaz de reemprender su andadura en solitario al igual que Irlanda y Portugal.
La postura del Ejecutivo griego no parece convencer a los acreedores, y según los medios griegos un "alto funcionario europeo" estimó que es muy pronto para saber si Grecia necesitará o no un tercer paquete de financiación.
Otro funcionario excluyó "que se tomen decisiones sobre Grecia antes de diciembre".
La evaluación de la troika finalizará en noviembre, cuando la nueva Comisión Europea, encabezada por Jean-Claude Juncker, haya asumido ya el cargo.
El Gobierno griego espera que el nuevo Ejecutivo comunitario adopte una postura más positiva de cara a la finalización del programa del rescate y a un posible alivio de la deuda, si bien muchos analistas no comparten este optimismo.