La Comisión Europea ha dado luz verde definitiva a la imposición de aranceles elevados a los vehículos eléctricos fabricados en China, cerrando oficialmente la investigación iniciada hace un año. Los aranceles se aplicarán a partir del miércoles y se mantendrán durante los próximos cinco años.
Mientras tanto, Bruselas seguirá negociando con Pekín para tratar de alcanzar un acuerdo sobre precios mínimos que pueda sustituir a los aranceles. Sin embargo, esta solución, defendida por Alemania, es muy compleja y sería difícil de aplicar sobre el terreno.
"Al adoptar estas medidas proporcionadas y selectivas tras una investigación rigurosa, defendemos las prácticas de mercado justas y la base industrial europea", declaró Valdis Dombrovskis, Vicepresidente Ejecutivo de la Comisión responsable de Comercio.
La entrada en vigor era de esperar tras la votación no concluyente de principios de mes, en la que los Estados miembros no lograron reunir la mayoría necesaria a favor o en contra de las medidas. La Comisión invocó sus competencias comerciales para desbloquear la situación y aprobar los derechos, que se suman al tipo del 10% vigente y varían según la marca, como se indica a continuación.
- Tesla (NASDAQ:TSLA): 7,8%.
- BYD: 17
- Geely: 18,8
- SAIC: 35,3%.
- Otros fabricantes de vehículos eléctricos de China que cooperaron en la investigación pero no han sido incluidos en la muestra: 20,7%.
- Otros productores de VE en China que no cooperaron: 35.3%
Como resultado, las ventas de VE de las empresas chinas en Europa han aumentado a un ritmo extraordinario: su cuota de mercado pasó del 1,9% en 2020 al 14,1% en el segundo trimestre de 2024, según las estimaciones de la Comisión.
Bruselas ha advertido en repetidas ocasiones de que, si no se toman medidas contundentes, los fabricantes de automóviles de la UE sufrirían pérdidas insostenibles y se verían expulsados del lucrativo mercado de la movilidad neta cero, lo que provocaría el cierre de plantas y el despido de miles de trabajadores. La industria automovilística del bloque ya está en crisis debido a los altos precios de la energía, la atonía de la demanda de los consumidores y la intensa competencia mundial.
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"Hay una amenaza clara e inminente de que nuestra industria automovilística no haga la transición a los vehículos eléctricos y, por tanto, quede aniquilada", dijo el martes un alto funcionario de la UE, que habló bajo condición de anonimato.
A pesar de la introducción de aranceles, Bruselas afirma que mantiene su compromiso de encontrar una solución con Pekín aplicable mediante derechos de aduana y compatible con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), algo que hasta ahora se ha mostrado esquivo.
China denunció desde el principio la investigación de la Comisión como un "acto proteccionista desnudo", negando sistemáticamente la existencia de subvenciones, calificando las conclusiones de "artificialmente construidas y exageradas" y amenazando con medidas de represalia contra las industrias láctea, del brandy y porcina de la UE, lo que hizo saltar las alarmas en algunas capitales. "No estábamos de acuerdo en todos y cada uno de los hechos que establecimos en la investigación", declaró el alto funcionario de la UE. "Fue un amplio desacuerdo".
Pero con Estados Unidos y Canadá imponiendo aranceles del 100% a los vehículos eléctricos chinos, Europa sigue siendo uno de los pocos mercados ricos aún disponibles para los productos de gama alta de Pekín.