Judith Mora
Londres, 8 oct (EFE).- El Gobierno del Reino Unido indicó hoy que ahondará en su política de recortes del gasto público como mecanismo para reducir el déficit, entre una creciente inquietud por la falta de medidas de crecimiento cuando el país está en recesión.
El ministro de Economía, George Osborne, prometió hoy ante el congreso anual del Partido Conservador ahorrar otros 10.000 millones de libras (12.400 millones de euros) en prestaciones sociales para 2016-17, que se suman a 18.000 millones de libras (unos 22.300 millones de euros) ya anunciados en 2010.
En su intervención ante las bases conservadoras, reunidas hasta el miércoles en Birmingham (centro de Inglaterra), señaló que, entre otras cosas, se plantea eliminar las ayudas a las familias numerosas así como las subvenciones a la vivienda para menores de 25 años.
Estos recortes se sumarían a la reducción de 18.000 millones de libras de la factura social anunciada en 2010 -cuando llegó al poder la coalición de conservadores y liberaldemócratas-, que ha afectado a los subsidios y las pensiones y ha supuesto cientos de miles de despidos en el sector público.
El Gobierno se propuso entonces reducir a la mitad el déficit presupuestario para 2015, hasta un 3 % del Producto Interior Bruto (PIB), un objetivo que cada vez parece más difícil de lograr y que, según los expertos, podría prorrogar las medidas de austeridad más de lo previsto, hasta al menos 2018.
Pese a los recortes ya en marcha, que incluyen la congelación del sueldo de los funcionarios, el retraso de la edad de jubilación o la eliminación de ciertos subsidios a la infancia y a discapacitados, el endeudamiento sigue subiendo ante la caída de los ingresos fiscales en el Reino Unido.
En su discurso ante los militantes "tories", Osborne descartó hoy subir los impuestos a las rentas altas, dado que "hay que alentar la creación de riqueza", y aplicar una tasa sobre las mansiones de más de dos millones de libras (2,47 millones de euros), una iniciativa de sus socios liberaldemócratas.
Insistió en que, aunque las personas más acaudaladas deben cargar con el peso de la crisis, "es justo" que se reparta entre toda la población, incluidos los ciudadanos dependientes del Estado.
"El coste de pagar nuestra deuda no debería recaer en un solo sector", incidió el ministro, entre aplausos de sus correligionarios.
Así, se comprometió a limitar los ingresos de los ciudadanos que reciben subsidios sociales -desempleados, jóvenes, madres solteras, discapacitados o familias numerosas con bajos ingresos-, de manera que "no superen los que reciben sus conciudadanos que salgan a trabajar".
Osborne, que fue inmediatamente criticado por las organizaciones de beneficencia, apuntó que, para incrementar los ingresos fiscales, el Gobierno del primer ministro David Cameron combatirá "sin piedad" la evasión de impuestos y penalizará a quienes intenten eludir su pago mediante maniobras contables.
"Acabaremos lo que hemos empezado", aseveró, en alusión a su plan de reducir el déficit y el endeudamiento mediante la reducción del tamaño del Estado.
Según Osborne, la economía británica "se está reparando", a pesar de que el país está en recesión desde finales de 2011 y de momento no hay indicios de crecimiento.
Alegando un intento de reactivar la economía, el ministro anunció que el Gobierno prepara legislación para reducir los derechos de los trabajadores y facilitar el despido.
Tras el discurso de Osborne, que se mostró implacable, los analistas pronostican que David Cameron ejercerá de "policía bueno" en su discurso del miércoles y posiblemente anuncie medidas más populares.
En todo caso, el plan económico del Ejecutivo para el próximo ejercicio se concretará el 5 de diciembre, cuando el canciller del Exchequer lo presente en la Cámara de los Comunes y se conozcan las previsiones oficiales de crecimiento. EFE