Los fármacos para adelgazar más vendidos pueden ayudar a tratar dolencias tan dispares como la adicción, la coagulación de la sangre y la demencia, pero también conllevan riesgos que podrían hacer dudar a algunos pacientes, según un nuevo estudio de referencia.
El análisis utilizó datos de más de dos millones de pacientes con diabetes en Estados Unidos, de los cuales unos 216.000 tomaban los populares fármacos, para determinar sus riesgos y beneficios en 175 posibles resultados de salud.
Wegovy, Ozempic, Zepbound y otros medicamentos relacionados pertenecen a una clase de fármacos conocidos como agonistas del receptor GLP-1, que se diagnostican para la obesidad o la diabetes de tipo 2 y actúan suprimiendo el apetito de las personas para ayudarlas a perder peso.
Pero los medicamentos también están relacionados con un menor riesgo de adicción a las drogas y al alcohol, trastornos psicóticos como la esquizofrenia, convulsiones, problemas de coagulación sanguínea, infecciones, diversos problemas respiratorios, enfermedad renal crónica y trastornos neurocognitivos, según el estudio, publicado en la revista 'Nature Medicine'.
Esto incluye una reducción del 12% en el riesgo de padecer Alzhéimer, lo que los autores del estudio calificaron de impacto pequeño pero significativo, dado que los tratamientos para la demencia son limitados y no existe cura.
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"Tendemos a pensar que los fármacos están diseñados para hacer una sola cosa, pero casi nunca es así", dijo en rueda de prensa el doctor Ziyad Al-Aly, autor principal del estudio y director del centro de epidemiología clínica de un hospital de veteranos de Estados Unidos.
Un perfil no exento de riesgos
Los fármacos adelgazantes parecen ayudar de dos maneras: en primer lugar, frenando la obesidad, que es un factor de riesgo de muchas otras afecciones de salud, y en segundo lugar, reduciendo la inflamación, afectando a las señales de recompensa y el control de impulsos del cerebro y mejorando el flujo sanguíneo."Sin embargo, su perfil beneficioso no está exento de riesgos", afirma Al-Aly. Se asociaron a un mayor riesgo de problemas gastrointestinales, presión arterial baja, desmayos, artritis, cálculos renales, un tipo de enfermedad renal, y pancreatitis inducida por fármacos.
Según el doctor Stephen O'Rahilly, codirector del Instituto de Ciencias Metabólicas de la Universidad de Cambridge, el aumento de los problemas gastrointestinales está bien documentado, y el de la hipotensión arterial y los cálculos renales se debe probablemente a que los pacientes con GLP-1 podrían estar "algo faltos de líquido" por no comer ni beber tanto. En general, "el estudio aporta una garantía útil sobre la seguridad de este tipo de fármacos", afirmó O'Rahilly en un comunicado.
Cambios en la visión médica de la obesidad
Los hallazgos se producen en un momento en que evoluciona nuestra comprensión del impacto de la obesidad en la salud. La semana pasada, un grupo mundial de expertos señaló en que un índice de masa corporal (IMC) elevado no basta para diagnosticar la obesidad y que debe prestarse más atención a cómo se distribuye el peso y cómo afecta la obesidad al funcionamiento de los órganos.El doctor Antonio Vidal-Puig, catedrático de Nutrición Molecular y Metabolismo de la Universidad de Cambridge, afirmó que la actualización del IMC podría cambiar la forma de pensar de los investigadores sobre la eficacia de los fármacos contra la obesidad.
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"La creciente importancia de la composición y distribución corporal hace que el peso y el IMC pierdan relevancia", declaró Vidal-Puig a 'Euronews Health'. También advirtió de que la gente accede cada vez más a estos fármacos a través de fuentes no controladas, lo que podría aumentar los riesgos de efectos secundarios adversos.
Los medicamentos falsificados para adelgazar han estado circulando por Europa, EE.UU. y Brasil, y algunas personas que tomaron versiones compuestas de estos fármacos murieron o acabaron en el hospital.
Limitaciones de la investigación
El nuevo estudio no analizó cómo afectaban la dosis o los compuestos a los resultados de salud de los pacientes, pero Al-Aly afirmó que su equipo lo estudiará. Se necesitarán más investigaciones para verificar otras conclusiones del estudio.El doctor Naveed Sattar, catedrático de medicina cardiometabólica y asesor honorario de la Universidad de Glasgow, afirmó que los resultados "no pueden considerarse definitivos ni mucho menos", ya que proceden de una investigación observacional y no del patrón oro de los ensayos clínicos aleatorios.
Por otra parte, O'Rahilly señaló que, dado que los datos procedían del Departamento de Asuntos de Veteranos de EE.UU., el grupo de pacientes estaba sesgado hacia hombres blancos de edad avanzada, lo que podría afectar a los resultados.
También es necesario investigar más con pacientes que padecen obesidad pero no diabetes, añadió. A pesar de estas limitaciones, Al-Aly afirmó que los resultados arrojan nueva luz sobre la obesidad como enfermedad.
"La gente solía pensar que (la obesidad se debe a) una falta de fuerza de voluntad", dijo Al-Aly. "Es una enfermedad que puede tratarse con una medicación muy eficaz. Y además, es probable que el tratamiento de la obesidad y los síndromes metabólicos tenga amplios beneficios".