Marta Hurtado
Ginebra, 11 feb (.).- Los suizos rechazaron hoy en referéndum cambiar el sistema fiscal del que se benefician las multinacionales a pesar de que puede acarrear que Suiza entre en la lista negra de la UE y la OCDE, y aceptaron facilitar la obtención de la nacionalidad a los nietos de los inmigrantes.
Con un 60 % de apoyo, según las últimas cifras disponibles, y con mayoría ciudadana y de cantones (estados federales), la iniciativa presentada por el propio Consejo Federal (gobierno) ha sido refrendada.
De los 26 cantones, sólo 8 se opusieron a la reforma.
Es la primera vez que los suizos apoyan una modificación de estas características y sucede después que en dos ocasiones anteriores -1994 y 2004- los ciudadanos rechazaran en referéndum proyectos similares.
Los helvéticos rechazaron con claridad -entorno a un 60 % de los votos- la propuesta del Gobierno y del Parlamento de reformar el régimen fiscal de las multinacionales.
Sólo cuatro cantones la han aceptado.
El Ejecutivo había actuado presionado por el hecho de que la OCDE y la Unión Europea consideran que el sistema tributario suizo para con las grandes corporaciones es demasiado beneficioso para éstas y por lo tanto representa una competencia desleal para el resto de países.
Sin embargo, el Partido Socialista se opuso argumentando que la reforma acabaría beneficiando a las empresas y perjudicando a los ciudadanos porque el contribuyente pagaría lo dejado de recaudar a las corporaciones, que podrían beneficiarse de otras rebajas tributarias.
Las multinacionales -las llamadas sociedades holdings, sociedades de domicilio o sociedades mixtas- gozan de un "estatus especial" por el que se benefician de una tasa impositiva reducida, dado que pagan unos impuestos que oscilan entre el 7,8 % y el 12 %.
Ante la amenaza de medidas de represalia, en 2014, el Gobierno de la Confederación Helvética pactó con la UE abolir este "estatus especial" y modificar el sistema para que, de media, la presión fiscal estuviera alrededor del 14 por ciento.
No obstante, muchos cantones se planteaban bajar el impuesto sobre los beneficios para poder seguir siendo fiscalmente competitivos, y las compañías habrían obtenido otros tipos de rebajas fiscales.
La medida hubiera afectado a unas 24.000 firmas instaladas en Suiza que emplean a unas 150.000 personas y contribuyen a la mitad de las tasas corporativas federales.
Ahora se abre la incógnita sobre si éstas permanecerán en la Confederación a pesar de la incertidumbre creada por el rechazo a la reforma o abandonarán la plaza helvética para instalarse en otro lugar.