En un intento por sortear el estancamiento político en Francia, el presidente Emmanuel Macron ha designado este viernes a François Bayrou como nuevo primer ministro del país. Bayrou, veterano político centrista y fundador del partido MoDem, se convierte en el cuarto primer ministro de Francia en menos de un año.
Su nombramiento se produce tras la dimisión de Michel Barnier, miembro del partido conservador Los Republicanos, quien renunció la semana pasada al no conseguir el respaldo suficiente en la Asamblea Nacional para aprobar el presupuesto de 2025.
La Asamblea Nacional, profundamente dividida, fue testigo de un hecho histórico cuando los legisladores destituyeron a un primer ministro por primera vez en más de cinco décadas, lo que provocó la salida de Barnier apenas tres meses después de asumir el cargo. La elección de Bayrou por parte de Macron forma parte de su estrategia para forjar una coalición con partidos políticos establecidos como Los Republicanos y los Socialistas, con el fin de superar el bloqueo legislativo.
No obstante, esta decisión podría no ser bien recibida por los legisladores socialistas, quienes han estado presionando para que se nombre a un primer ministro de izquierda, tras la victoria del Nuevo Frente Popular al obtener la mayoría de los escaños en las elecciones anticipadas del verano pasado.
Bayrou, de 73 años y actual alcalde de Pau, ha sido una figura destacada en la política francesa y un aliado de Macron, a pesar de sus anteriores candidaturas presidenciales fallidas antes del ascenso de Macron al poder en 2017.
Marine Le Pen y su partido de extrema derecha Agrupación Nacional, junto con el Nuevo Frente Popular (que abarca desde socialistas hasta la extrema izquierda Francia Insumisa) y los aliados pro-empresariales de Macron, conforman actualmente los tres bloques en conflicto en la cámara baja del Parlamento. La elección de Bayrou sugiere que el grupo de Le Pen podría seguir desempeñando un papel crucial en los futuros acontecimientos políticos.
Con el apoyo de los socialistas aún incierto, el gobierno de Macron sigue corriendo el riesgo de enfrentarse a otra moción de censura. La anterior moción, que provocó la caída de Barnier, fue presentada por la extrema izquierda Francia Insumisa y respaldada por la Agrupación Nacional de Le Pen.
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