Fatima Zohra Bouaziz
Casablanca (Marruecos), 14 feb (.).- La próxima flexibilización gradual del dirham anunciada por el banco central marroquí (Bank al Maghrib, BAM) para este año tiene como fin incitar la industrialización del país y mejorar la competitividad de su economía ante recelos de economistas.
Sin embargo, el dirham marroquí seguirá sin ser convertible por el momento.
La autoridad bancaria hará esta flexibilización por etapas que podrían durar años; la primera de ellas ya ha comenzado con una campaña de sensibilización dirigida a los diferentes operadores económicos, otra de formación para periodistas y una última para el gran público.
"Se trata de un cambio gradual, ordenado y controlado que aportará un valor añadido a la economía nacional", dijo Munir Razki, responsable de las operaciones monetarias en Bank al Maghrib en un encuentro con la prensa en Casablanca.
Marruecos tiene desde 1990 un tipo de cambio fijo en el que el banco central administra el valor de cambio del dirham, y la transición hacia un régimen más flexible hará que el valor de la moneda nacional respecto a una o más divisas (generalmente euro y dólar) sea determinado por la oferta y la demanda.
"Con la modificación del tipo de cambio racionalizaremos más la compra de divisas: cuanto más caro es el precio de las divisas, menos consumimos y más nos orientaremos hacia la industria nacional en lugar de importar", explicó Razki.
Otro de los argumentos que motivaron esta transición es la protección de la economía nacional contra fuertes choques externos.
Marruecos sufrió un choque brutal en 1983, con una deuda externa altísima y una inflación desbocada, lo que tuvo como consecuencia la aplicación de un Programa de Ajuste Estructural por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Recientemente, en 2012, se produjo otro momento crítico, cuando el déficit público marroquí superó el 7 % y las reservas en divisas estaban por debajo de tres meses de importación de bienes y servicios (ahora se sitúan en 25.000 millones de dólares o el equivalente a seis meses de importaciones).
El valor del dirham lo fija una canasta de monedas compuesta en un 60 % del euro y en un 40 % del dólar, reparto que refleja la situación de los intercambios comerciales de Marruecos con el exterior y la dependencia del crecimiento económico marroquí de la zona euro, aunque esta es cada vez menor.
Razki consideró que la transición hacia un régimen de cambio flotante prevendrá contra choques brutales, entre otras razones debido al escaso crecimiento económico en Europa, y evitará las consecuencias de cambios violentos del mercado internacional.
"Las condiciones son óptimas para realizar este cambio: un déficit público en curva descendiente (3,9 % en 2016), un sistema bancario sólido y una presión inflacionista controlada", defendió el responsable marroquí.
Sin embargo, varios economistas marroquíes expresaron sus recelos hacia la medida del banco central por la posible depreciación del dirham que podría repercutir en una carestía de los productos de primera necesidad, lo que afectaría la paz social, así como resaltaron que la oferta exportable del país magrebí todavía es débil.
No obstante, el banco central marroquí parece determinado a dar este paso que acompañará la apertura de la economía marroquí (Marruecos tiene firmados 55 acuerdos de libre cambio con distintos países), y será un factor de atracción de nuevos inversores extranjeros.
"Tenemos que hacer esta transición en posición de fuerza para no estar obligados a aplicarla en un momento de crisis como hizo Egipto y evitar así un choque agresivo y consecuencias directas sobre la sociedad", aseveró.