“Si bien Lagarde puede implementar pequeños cambios marginales, esperamos que continúe con las políticas súperacomodaticias del BCE”, señala David F. Lafferty, estratega jefe de Natixis IM. La francesa es más “un animal político” y no tanto una economista clásica. Pero lejos de preocupar a los gestores, estos lo valoran como positivo y ven con buenos ojos su red de contactos políticos. “Sus antecedentes en el FMI y sus habilidades como negociadora entrarán en juego cuando tenga que defender un mayor espacio fiscal y una reforma estructural en todo el continente, en un entorno donde las herramientas monetarias han perdido gran parte de su eficacia”, cree el experto.
Aunque es pronto para sacar conclusiones, “parece que un nuevo programa de compra de bonos es más probable con Lagarde que con algunos de los otros candidatos de los que se hablaba”, según Diego Fernández Elices, director general de Inversiones de A&G Banca Privada. En su opinión, será percibida en el mercado como ‘dovish’, especialmente después de sus declaraciones en el reciente G20. Como Mario Draghi, a quien relevará previsiblemente el próximo 1 de noviembre, entiende la importancia de la política fiscal para apoyar a la economía de la zona euro, y ha argumentado con frecuencia que los gobiernos que tengan la posibilidad de hacerlo deberían utilizar su política fiscal para mitigar las desaceleraciones.