MADRID (Reuters) - Los fabricantes de bebidas y los sectores de hostelería y distribución instaron el jueves a la Generalitat de Cataluña a aplazar la entrada en vigor de un impuesto a las bebidas azucaradas envasadas prevista para el sábado 1 de abril.
El Parlamento regional aprobó la semana pasada, dentro de la ley de acompañamiento a los presupuestos, un impuesto a refrescos o sodas azucaradas, néctares y zumos de frutas y bebidas deportivas o energéticas, entre otras, con un contenido de azúcar de más de 5 gramos por cada 100 mililitros.
Hosteleros, distribuidores y fabricantes de bebidas consideran inviables los plazos de entrada en vigor del nuevo gravamen, el primero de este estilo que se aprueba en España y que sigue los pasos de países como México, Reino Unido, Francia, Bélgica o Hungría.
"La nueva obligación fiscal requiere de ajustes informáticos, muy costosos en recursos económicos y en tiempo de programación, que no podrán realizarse hasta no conocer los requerimientos incluidos en su desarrollo reglamentario, pendiente de aprobación", dijeron en un comunicado conjunto.
Los distribuidores y hosteleros se quejan también de que el impuesto repercutirá en el consumidor, "incorporando una cuantía que en algunos casos supera el 50 por ciento del valor del producto".
Sin embargo, una portavoz de la vicepresidencia de Economía y Hacienda catalana dijo que no ha habido ni falta de tiempo ni desconocimiento, dado que el gravamen se anunció en noviembre y se han mantenido reuniones con el sector desde entonces.
"Saben y conocen este impuesto desde noviembre. Se les ha informado de todo", dijo la portavoz.
La Generalitat, que prevé recaudar en un año natural unos 41 millones de euros con esta nueva tasa, dice que el impuesto no tiene afán recaudatorio sino que sigue los consejos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de incentivar cambios en los hábitos de consumo y prevenir enfermedades como la obesidad y la diabetes.
La OMS instó en octubre a los gobiernos de todo el mundo a incorporar un tributo a las bebidas azucaradas, afirmando que un impuesto del 20 por ciento reduciría las tasas de obesidad y diabetes en un porcentaje similar, pero la industria arremetió contra la propuesta calificándola de "discriminatoria" y alegando que dicha correlación no estaba demostrada.
El impuesto se divide en dos tramos: 0,08 euros para las bebidas con un contenido de azúcar de entre 5 y 8 gramos por cada 100 mililitros y de 0,12 euros para las que tengan más de 8 gramos de azúcar por cada 100 mililitros.