Por Geoffrey Smith
Investing.com - "La sinceridad", dijo una vez Groucho Marx, "es la clave del éxito. Una vez que puedes fingirla, lo tienes hecho".
Los chatbots generativos impulsados por IA, por supuesto, no pueden ser sinceros. Sin embargo, pueden fingir muy bien la autenticidad, y cada vez lo harán mejor. De acuerdo con la doctrina marxista (del tipo de Groucho), se deduce que los creadores y controladores de la nueva generación de este tipo de herramientas tienen entre manos un seguro ganador.
El negocio del aprendizaje automático ya iba bastante bien. Pero el espectacular debut de ChatGPT, la herramienta de IA generativa desarrollada por Open AI, respaldada por Microsoft (NASDAQ:MSFT), tiene toda la pinta de ser uno de esos momentos clave de "¡Aleluya!" que han marcado la era de Internet desde sus inicios.
Como ocurriera con el iPhone o la nube en sus respectivos inicios, es difícil no sorprenderse ante la enormidad del potencial de la IA Generativa. Puede que el exsecretario del Tesoro Lawrence Summers no sea del gusto de todos, pero no utiliza a la ligera frases como "la tecnología de uso general más importante desde la rueda o el fuego".
La consultora IDC calcula que el mercado mundial de la IA —de la que la IA generativa es sólo una parte— tendrá un valor de unos 326.000 millones de dólares en 2025, ya que las nuevas herramientas amplían radicalmente el uso del aprendizaje automático.
Pero adivinar dónde y cómo se genera ese dinero es otra cuestión. La jornada sobre IA que celebró Microsoft hace tres semanas se centró en la incorporación de las capacidades de ChatGPT a su buscador interno Bing y a su navegador Edge, dos herramientas que son la puerta de entrada al ilimitado mundo de Internet para millones de personas.
Se trata de áreas en las que Microsoft tiene actualmente un claro déficit que compensar frente a Google, de Alphabet (NASDAQ:GOOGL), con su motor de búsqueda líder y su sencillo navegador Chrome. Su director ejecutivo, Satya Nadella, ha afirmado que cada 1% adicional de cuota en el mercado mundial de búsquedas añadiría miles de millones a los ingresos del gigante de Redmond.
Sin embargo, los analistas de Morgan Stanley consideran que las grandes oportunidades que ofrece la IA a Microsoft estarán en otros ámbitos: en la expansión de su negocio de alojamiento en la nube Azure y en la mejora de su paquete de herramientas profesionales Office, donde ChatGPT puede funcionar como una especie de nueva versión sobrealimentado del aquel espantoso clip de hace años.
Entonces, ¿debería tener miedo Google? ¿Será ChatGPT el asesino de Google que algunos creen que es? La respuesta es probablemente "no", por mucho que Alphabet haya tenido un rendimiento más de un 10% inferior al del NASDAQ desde el lanzamiento de ChatGPT. No sólo es que la fuerza de la costumbre de miles de millones de usuarios juegue poderosamente a favor de Google, sino que la pérdida de un poco de cuota de mercado a favor de la competencia podría ser justo lo que hace falta para que la empresa convenza a los reguladores de que no es un monopolio y no necesita la bola de demolición antimonopolio a largo plazo.
Dónde y cómo se utilizará realmente esta tecnología es una incógnita. Si le consterna, por ejemplo, cómo ha impuesto PowerPoint una conformidad de estilo en todo tipo de presentaciones, desde los resultados trimestrales de Raytheon (NYSE:RTN) hasta el trabajo de un alumno de quinto curso sobre el rey Enrique VIII, es poco probable que espere mucho de la IA generativa. Si, por el contrario, sus deseos se limitan a una mejora de la función "sushi cerca de mí", entonces estará en un lugar más feliz.
En cualquier caso, sus posibles usos son ya claramente el tipo de servicios por los que pagará la gente —y los anunciantes. Como ocurre con todos los avances tecnológicos, no será ni bueno ni malo en sí mismo, pero se utilizará con fines buenos y malos por seres humanos cuya capacidad moral no va a cambiar.
De lo que todos podemos estar completamente seguros es de que Silicon Valley —con la ayuda y la instigación de un público perennemente deslumbrado por las novedades— desarrollará las capacidades del aprendizaje automático a una velocidad vertiginosa, en secreto y con ánimo de lucro, e ignorará resueltamente los riesgos inherentes a la tecnología hasta que sus efectos secundarios destructivos sean demasiado obvios para ignorarlos y estén demasiado arraigados para erradicarlos.
Al mismo tiempo, las empresas a la vanguardia de la IA gastarán miles de millones de dólares en influir en los medios de comunicación, los políticos y la sociedad en general para restar importancia y desviar la atención de sus deficiencias y peligros y, cuando todo lo demás falle, mentirán descaradamente para proteger su inversión y maximizar sus beneficios.
La competencia, el ánimo de lucro y la propia naturaleza humana no permitirán que las cosas sean de otra manera. Quien piense lo contrario no tiene más que ver los ejemplos a lo largo de los años de la campaña de las grandes tabacaleras para ocultar los riesgos de fumar, la supresión y desacreditación de las pruebas del cambio climático por parte de las grandes petroleras, la negativa de la actual generación de gigantes de las redes sociales a asumir la responsabilidad de los daños provocados por sus redes, etcétera.
No es ningún consuelo pensar que algunos de los nombres responsables del gran impulso de la IA incluyen una empresa que estaba vendiendo anuncios contra vídeos de decapitaciones no hace mucho tiempo, mientras que otra estaba profundamente implicada en los esfuerzos para pervertir las elecciones en más de un país. Pero la conclusión es que esos fallos de gobernanza no han tenido ningún impacto material en la rentabilidad que han generado para sus inversores. Para bien o para mal, es poco probable que la IA generativa sea diferente. A los vencedores, el botín.
------
- ¿Quieres diversificar tu cartera con otras opciones? Anímate y apúntate a nuestro webinar "Guía de CFDs y futuros: Cómo operar con ellos con éxito": https://tinyurl.com/3nfcccrr