María Luisa González
Madrid, 16 feb (EFE).- El ministro brasileño de Relaciones
Exteriores, Celso Amorim, sugirió hoy la posibilidad de que el tema
más espinoso en la negociación de Mercosur con la UE para un acuerdo
de asociación, el apartado agrícola, se deje de momento en
paréntesis para concluir las líneas generales del mismo en mayo.
El canciller se declaró convencido, en una entrevista con la
Agencia Efe, de que es posible firmar un acuerdo "con bases" a
mediados de mayo cuando los países de la Unión Europea y de América
Latina celebrarán una cumbre en Madrid.
Para poder avanzar y concluir ese acuerdo, dado el punto muerto
en que se encuentra la negociación de la Ronda de Doha, una
posibilidad citada por Amorim sería dejar de momento aparte el tema
agrícola, ya que "la cuestión central de la eliminación de los
subsidios agrícolas solo se puede resolver en un plan global" en el
marco de la Organización Mundial de Comercio.
Pero, para optar por esa vía, habría que "evitar que los
subsidios ataquen nuestros mercados directamente", agregó.
Según el canciller brasileño, los cambios registrados en el mundo
en los últimos años aconsejan afrontar la negociación del acuerdo de
asociación entre la UE y Mercosur (Brasil, Uruguay, Argentina y
Paraguay, con Venezuela en proceso de adhesión) con otra actitud más
flexible.
El acuerdo es posible "siempre y cuando tengamos la percepción de
que el mundo cambió, y quizás la forma dogmática que se tenía antes
al tratar estos acuerdos tiene que adaptarse a los tiempos, y eso se
aplica a los dos lados", señaló.
Brasil y los países del Mercosur quieren ventajas, sobre todo en
la agricultura en la Unión Europea, "pero hay que tener una noción
de los límites posibles", y la otra parte no puede pensar "que en el
área de la Industria todo lo que la UE desearía será obtenido",
añadió.
Porque "todo eso era verdad antes, ahora con la crisis económica
y la parálisis de la Ronda de Doha, las ventajas que se pueden
obtener pueden no ser el cien por ciento de lo que se deseaba, pero
el 80 por ciento o el 70 por ciento que se obtenga tiene más valor
hoy del que tenía hace tres ó cuatro años", sostuvo.
Por ello, Amorim cree que hay que afrontar la negociación,
teniendo en cuenta que "estamos saliendo de una crisis económica" y
es preciso "algún realismo y una cierta simetría en las ambiciones".
Tras señalar que el acuerdo al que se llegue en mayo quizás no
tenga "todos los detalles", destacó que será "algo más que la
disposición de tener un acuerdo".
"Creo que se podrían tener las bases del acuerdo e incluso
algunos números, algunas indicaciones, y quizás con alguna otra cosa
técnica para terminar antes de fin de año", agregó, aunque matizó
que quizás no se llegue a entrar en cuestiones técnicas como, por
ejemplo, qué acceso a los mercados europeos va a tener la carne
brasileña, pero "las líneas generales si pueden estar".
Llegó a esta conclusión debido a que ahora hay "una visión más
flexible de uno y otro lado".
El canciller brasileño dijo que detectó la "voluntad política" de
alcanzar el acuerdo tras haberse entrevistado este lunes en Madrid
con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez
Zapatero, con el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y
con la Alta Representante de la UE, Catherine Ashton.
También aludió al apoyo del presidente de Brasil, Luiz Inácio
Lula da Silva, y otros países de Mercosur.
España ejerce este semestre la presidencia de turno de la Unión
Europea y Argentina la de Mercosur, circunstancia considerada
propicia para impulsar el acuerdo que ambos bloques negocian desde
hace diez años.
Las negociaciones se frenaron en 2006 por las discrepancias en
los apartados del comercio de bienes industriales, en el que la UE
quiere mayor acceso, y en el capítulo agrícola, en el que los países
de Suramérica reclaman a su vez mayores facilidades.
La UE ligó además esta negociación a un acuerdo en la Ronda de
Doha.
Amorim, que dijo que no considera que Doha esté muerta, defendió
que se contemple no solo como una negociación comercial "sino
también de desarrollo para ayudar a países muy pobres", y destacó
que las dos reuniones que va a celebrar próximamente el G-20 ofrecen
"una oportunidad para mirar de cerca el problema".
Preguntado sobre si las discrepancias internas dentro de Mercosur
pueden dificultar la conclusión del acuerdo con la UE, Amorim opinó
que, por el contrario, "nos ayudará incluso a resolver algún
problema", porque las diferencias que hay "son normales en los
procesos de integración".
"El problema que veo en Mercosur que podría tener alguna
influencia, no que va a impedir el acuerdo, pero que puede
facilitarlo o no, es que seguimos teniendo el doble cobro del
arancel externo común". EFE
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