Alejandro Méndez
Buenos Aires, 13 may (EFE).- Argentina es hoy blanco de duras
críticas de sus principales socios comerciales, Brasil y la Unión
Europea (UE), por medidas proteccionistas del sector alimentario que
han trascendido por la prensa y dado lugar a contradicciones entre
miembros del Gobierno de Cristina Fernández.
Empresarios y analistas subrayan el despropósito que supone
restringir el ingreso de alimentos cuando éstos equivalen al 3 por
ciento de las compras de Argentina, "el granero del mundo", cuyas
exportaciones alimentarias suman unos 22.000 millones de dólares
anuales, según datos del sector.
Destacan que Argentina gasta cada año unos 1.000 millones de
dólares en la compra de alimentos y buena parte de ese desembolso
corresponde a productos que consumen los sectores de mayores
ingresos de la población.
La UE y Brasil, socio de Argentina, Paraguay y Uruguay en el
Mercosur, el mayor bloque comercial de América Latina, han cerrado
filas en oponerse tajantemente a trabas al ingreso de alimentos
extranjeros comunicadas "verbalmente" por el secretario argentino de
Comercio, Guillermo Moreno, que se airean en la prensa local sin que
haya una resolución oficial sobre su alcance.
Según versiones periodísticas, Moreno, acusado por la oposición
de presionar a los empresarios y ser artífice de una manipulación de
la estadísticas oficiales de inflación, comunicó las medidas en una
reunión con directivos de las cadenas de supermercados, en las que
predomina el capital extranjero.
Las directrices del polémico secretario de Comercio involucran al
ingreso de alimentos que se producen en Argentina, como por ejemplo
aceite de olivo o pollos, productos que proveen España y Brasil,
respectivamente.
"Argentina tiene mucho más para perder, por su carácter de
vendedor en el comercio mundial de alimentos, cerrando las
importaciones", advirtió hoy Javier González Fraga, ex presidente
del Banco Central y dueño de una alimentaria exportadora.
"Es inteligente proteger la industria nacional, pero en un marco
como el que nos ha enseñado Chile, que ha crecido todos los años en
base a acuerdos comerciales: el mundo no funciona a caprichos y
telefonazos", apuntó a radios locales.
El asunto se ventila cuando la UE y el Mercosur se preparan para
reactivar las negociaciones de un amplio acuerdo estratégico que
ambos bloques inauguraron en 1999 y permanecen estancadas desde
2004.
Además, coincide con trabas que pone China a la importación de
aceite de soja de Argentina, medida que se atribuye a represalias
por las restricciones que el país suramericano aplica a determinados
productos chinos.
Las trabas dictadas por Moreno se atribuyen al deseo de frenar la
inflación y la intención de proteger la industria alimentaria ante
una eventual avalancha de importaciones por una devaluación del euro
que favorecería a los exportadores comunitarios y desviaría hacia
Argentina parte del comercio de Brasil con la UE.
Pero la Cámara de Industrias Alimentarias de Argentina advirtió
al Gobierno sobre el deber de respetar los acuerdos comerciales y
expresó su temor a represalias al proteccionismo.
A pesar de esto, fuentes sindicales aseguraron que las medidas
dictadas "verbalmente" por el polémico secretario de Comercio fueron
ratificadas este miércoles por Cristina Fernández durante una
reunión que la presidenta mantuvo con la cúpula de la Confederación
General del Trabajo, el mayor sindicato del país.
"Esto de ser buenitos y abrirnos al mundo y después no poder
exportar limones a Estados Unidos es una idea romántica pero muy
ingenua", comentó también el miércoles el ministro argentino de
Economía, Amado Boudou, quien defendió la necesidad de "cuidar" el
mercado interno sin hablar de medidas concretas.
En cambio, la ministra argentina de Industria, Débora Giorgi,
aseguró el mismo día que su país respetará las normas de la
Organización Mundial del Comercio y "todo lo que el mercado demande
en materia de alimentos importados va a estar disponible" en este
país.
Las declaraciones de Giorgi parecen haber aplacado los ánimos
entre los embajadores de la UE en Buenos Aires, que hoy se reunieron
con diputados argentinos y se mostraron convencidos de que, tal como
se había anunciado, la cumbre de Madrid de la próxima semana servirá
de marco para el relanzamiento del diálogo sobre el acuerdo con
Mercosur. EFE