Antonio Sánchez Solís
Viena, 2 ene (EFE).- Los mercados petroleros celebraron esta
semana por anticipado el Año Nuevo con un esprint final que llevó
las cotizaciones a rozar la barrera de los 80 dólares por barril y
acumular un crecimiento anual del 75 por ciento, el más alto en una
década.
La tendencia al alza experimentada la semana anterior continuó en
los últimos días de 2009, azuzada por nuevas expectativas de la
mejora de la economía, un aumento de la demanda de petróleo y por la
debilidad del dólar frente a otras divisas.
Al finalizar la sesión del jueves, último día de cotizaciones del
año, en la Bolsa Mercantil de Nueva York el crudo Texas marcó un
precio de 79,36 dólares por barril. Así, la marca de referencia en
Estados Unidos y América acumuló una subida del 1,6 por ciento desde
el fin de la pasada semana.
En Londres, el Brent europeo terminó la jornada del jueves a
77,93 dólares, una ganancia del 2,5 por ciento respecto al cierre
del pasado viernes.
Con esas subidas finales, los precios del crudo cerraron un año
de alzas como no se veían desde 1999. La ganancia anual del Texas
llegó hasta el 78 por ciento, mientras que la del Brent rondó el 75
por ciento.
A espera de conocer los datos de los dos últimos días laborables
del año, el barril de referencia de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) alcanzó en diciembre un precio medio
de 73,72 dólares por barril, casi un 90 por ciento más que los 38,6
dólares a los que se pagaba en el mismo mes de 2008.
Tras los picos máximos de casi 150 dólares por barril registrados
en julio de 2008, la crisis económica y financiera y su efecto
negativo en el consumo de crudo empujaron los precios del crudo a la
baja.
Tanto el Brent como el Texas empezaron 2009 con cotizaciones en
torno a los 45 dólares por barril (41 dólares en el caso de la
OPEP), que bajaron hasta casi los 30 en enero.
Desde entonces, la esperanza de la recuperación económica, y del
consumo de crudo, se alternó con las dudas de que la salida de la
crisis fuera más dura o lenta de lo esperado.
Así las cosas, la recta final del año estuvo marcada por noticias
generalmente positivas para los mercados petroleros.
La semana empezó con la previsión de fuertes nevadas y de una ola
de frío en algunas regiones de Estados Unidos, lo que alentó la
posibilidad de que aumentará el consumo de gasóleo y combustibles
para calefacción.
Además, los datos sobre el aumento de los ingresos y los gastos
de los consumidores de EEUU y la perspectiva de una buena campaña
navideña, echaron leña a la expectativa de que la economía del mayor
consumidor de crudo del planeta se esté caldeando.
Esa percepción fue cimentada el miércoles con la publicación de
los datos de reservas de crudo en Estados Unidos, que según el
Departamento de Energía (DOE) descendieron en 1,5 millones de
barriles la pasada semana, comparado con un retroceso de algo más de
dos millones de barriles que esperaban algunos analistas.
Con ese descenso el total almacenado, 326 millones de barriles,
es tan sólo un 0,3% superior al volumen del pasado año.
También influyó en el alza de los precios del petróleo la volátil
situación en Irán, donde miles de partidarios del Gobierno se
manifestaron el miércoles en contraposición a las protestas
protagonizadas el pasado domingo por los opositores políticos.
La tensión en ese país productor de petróleo hace temer a los
inversores una posible interrupción del suministro.
Para 2010, la OPEP ha previsto que el consumo de crudo se mueva
al alza, tras dos años consecutivos de descensos, y alcance los
85,13 millones de barriles por día.
Respecto a los precios, el grupo petrolero con sede en Viena ha
insistido en considerar aceptable una horquilla de entre 75 y 85
dólares por barril. EFE