Londres, 14 ene (EFE).- Las crisis fiscales derivadas de los
estímulos al sistema financiero, la escasa inversión en agricultura
e infraestructuras y el incremento de las enfermedades crónicas, que
ponen presión sobre los servicios públicos, serán este año los
principales riesgos para la economía global.
A esta conclusión ha llegado el grupo de análisis de riesgos
sistémicos del Foro Económico Mundial (FEM), que hoy presentó su
quinto informe anual en Londres en vísperas de hacerlo en las
reuniones que se celebrarán a final de mes en Davos (Suiza).
"Riesgos globales 2010", nombre del informe, también identifica
como amenazas al sistema el surgimiento de nuevas burbujas
económicas como la que causó la actual crisis -se detecta una en el
sector de la propiedad comercial-; el descenso del crecimiento de
China, que tendría graves consecuencias para el empleo interno y los
países exportadores; y la inestabilidad geopolítica en países como
Irán y Afganistán.
El colapso del sistema financiero -del que el mundo aún no se ha
recuperado- ha puesto de manifiesto "la conexión e interdependencia
entre todas las áreas de riesgo", señala el informe, que conmina a
los Gobiernos a trabajar más juntos -tras poner la primera piedra
con el G-20- para subsanar "los vacíos de gobernanza".
"La crisis financiera y la consiguiente recesión han creado un
entorno más vulnerable donde los riesgos ignorados pueden ser las
crisis del mañana", declaró el director de gestión y jefe de
negocios del Foro, Robert Greenhill.
Daniel Hofmann, economista jefe de Zurich Financial Services -uno
de los colaboradores en el informe-, alertó del riesgo que supone el
creciente déficit en los Estados que más han invertido en el rescate
de sus economías y cuyos sistemas fiscales no estaban bien
preparados.
El abuso de la capacidad fiscal y alta deuda adquirida en países
como Estados Unidos y Reino Unido "pone presión en las tasas reales
de interés, frena el crecimiento y lleva a altos niveles de
desempleo prolongado", advirtió el experto.
La recesión ha influido negativamente además en el volumen de
inversión en infraestructuras, sobre todo energéticas y agrícolas,
lo que puede derivar en futuras crisis de energía y alimentos.
John Drizk, consejero delegado de Oliver Wyman, del grupo MMC,
apuntó que "la reciente caída del precio del petróleo ha sido buena
para los consumidores, pero también ha contribuido a que se recorte
la necesaria inversión en infraestructuras" para energía
convencional y renovables.
La falta de inversión en un momento en que los Gobiernos buscan
seguridad energética de fuentes accesibles y sostenibles aumentará
la volatilidad del petróleo, avisó.
El Banco Mundial calcula que sería necesario invertir unos 35.000
billones de dólares en infraestructuras en las próximas dos décadas.
Raj Singh, jefe de riesgos de Swiss Re, recordó que será
necesario multiplicar la producción de comida para abastecer a una
creciente población mundial -se calcula que será de 9.100 millones
de personas en el 2050-, y hacen falta millones de dólares para
proveer agua, combustible y adaptarse al cambio climático.
Por otra parte, las mayores expectativas de vida en los países
desarrollados y en desarrollo han hecho incrementar la incidencia de
las enfermedades crónicas, como la diabetes o cardiovasculares, algo
que hay prevenir para evitar una crisis masiva de los sistemas de
salud y de pensiones, sumado al descenso de la productividad.
El informe del Foro -elaborado por un conjunto de académicos e
instituciones empresariales- recomienda el multilateralismo entre
los países "para elaborar estrategias conjuntas y desarrollar una
gobernanza global más eficaz que permita abordar los riesgos
globales". EFE