Buenos Aires, 26 abr (EFE).- Delegados de 80 países comenzaron
hoy una reunión convocada en Buenos Aires por la Organización de
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para
analizar la crisis del sector pesquero y los problemas que afectan a
las naciones en desarrollo, las mayores exportadoras de pescado.
Durante el encuentro del Comité de Pesca de la FAO (Cofi, por su
sigla en inglés), que se prolongará hasta el viernes próximo, se
debatirá a puertas cerradas una revisión de nuevas reglas de
certificación para acceso a los mercados, informaron a Efe fuentes
de la delegación de Argentina.
A juicio de la representación del país anfitrión, no se ha podido
comprobar si las reglas de certificación suponen una ventaja para
todos los países, ya sean importadores o exportadores de pescado, e
incluso se aplican en algunos casos como trabas al comercio.
En la reunión de Buenos Aires, la primera que la Cofi lleva a
cabo fuera de Europa, también se analizarán medidas para promover el
comercio global de pescado, para mejorar la participación de los
países en desarrollo y recomendaciones sobre normas de calidad,
entre otros puntos.
El 50 por ciento de las importaciones de pescado de los países
ricos proviene de las naciones en desarrollo, donde el sector da
trabajo a unos 45 millones de personas, según un comunicado de la
FAO.
Considerando los empleos en las industrias de elaboración,
comercialización y servicios e incluyendo a los familiares de todos
los empleados, se calcula que en todo el mundo 500 millones de
personas dependen del pescado para una parte o la totalidad de sus
ingresos, subrayó la nota.
Para los países en desarrollo el comercio pesquero significa unos
ingresos por ganancias netas de exportación que ascienden a 27.000
millones de dólares anuales.
Pero es "esencial" que estas naciones tengan una buena gestión de
la pesca si quieren seguir beneficiándose de ella a largo plazo,
puntualizó la FAO.
El organismo advirtió de que, debido a la crisis internacional y
a las nuevas exigencias en materia de pesca, "llevar el pescado al
mercado no siempre resulta fácil" y "para los países en desarrollo
está resultando cada vez más difícil".
Explicó que la Unión Europea (UE), el mayor mercado mundial de
importación de pescado, exige desde el 1 de enero pasado que todas
las compras de peces naturales vengan acompañadas de un certificado
validado por las autoridades pesqueras del país del barco que
originalmente los capturó para evitar la pesca ilegal.
"La aplicación de esta norma está generando nuevas trabas a los
exportadores, a menudo difíciles de superar", y otros importantes
mercados, preocupados por la pesca ilícita, están contemplando
medidas similares, indicó la FAO.
"Para los pequeños productores, adquirir los conocimientos
técnicos, familiarizarse con las mejores prácticas, invertir en la
actualización de las instalaciones y el equipamiento y aprender el
trabajo administrativo y los procedimientos necesarios para
satisfacer estos requisitos supone un desafío, especialmente cuando
están intentando cumplir más de una norma", subrayó en la nota.
Remarcó además que la crisis económica mundial ha provocado un
descenso de las compras en casi todos los mercados, entre ellos el
de la UE, donde las colocaciones de proveedores no europeos
registraron el año pasado una bajada del 6 por ciento frente a los
24.600 millones de dólares de 2008.
Por otra parte, alertó de que el aumento de la demanda de pescado
en los mercados internacionales puede dar lugar en ocasiones a una
sobreexplotación y despilfarro de algunas poblaciones de peces. EFE