César Muñoz Acebes
Washington, 27 may (EFE).- Las cajas de ahorros españolas
necesitan un cambio rotundo de su naturaleza legal, según el FMI,
que abogó hoy por una reforma que vaya más allá de lo que se baraja
en España actualmente y que permita su privatización, al menos
parcial.
"Lo que sugerimos es un cambio en la estructura legal para
clarificar quiénes son los propietarios (de las cajas), como se ha
hecho en Italia y Noruega", dijo a Efe un funcionario del Fondo
Monetario Internacional (FMI), que pidió no ser identificado.
En esos dos países, el resultado ha sido una privatización
parcial de las cajas de ahorro, la mayoría de las cuales ha sido
absorbida por bancos comerciales.
Ambos casos son vistos como un modelo en todo el mundo porque han
elevado la eficiencia del sector bancario, sostenido el flujo de
préstamos a nivel local y mantenido las obras sociales de las
antiguas cajas, según dijeron a Efe Elena Carletti y Thore Johnsen,
dos expertos no vinculados con el FMI.
En base a esos antecedentes, el FMI ha propuesto al Gobierno
español convertir las cajas de ahorros en sociedades anónimas, cuyas
acciones pasarían a ser propiedad de una fundación, según explicó a
Efe la fuente del organismo.
Ese cambio legal sería voluntario para la mayoría de ellas, pero
obligatorio para las mayores, como La Caixa, Caja Madrid o Bancaja.
La fundación recibiría dividendos que dedicaría a construir
sanatorios, promover programas culturales y apoyar investigaciones
científicas, entre otras actividades que subvencionan actualmente
las cajas.
Si la fundación lo deseara o lo necesitara, podría vender
acciones en el mercado para captar fondos, lo que reforzaría el
capital de las cajas.
Ese es un punto clave, pues el FMI cree que si la crisis empeora
esas entidades necesitarán una inyección de 17.000 millones de
euros, una cifra que supera el 20 por ciento de sus reservas de
capital, para cubrir la pérdida de valor de sus activos
La venta de acciones por parte de la fundación supondría una
privatización parcial, la cual el FMI ve como "un mecanismo útil
para imponer la disciplina del mercado".
Las ideas que manejan el gobierno español y la oposición para la
reforma de las cajas, que pretenden acordar en algo más de dos
meses, podrían ser de menor calado que la fórmula del organismo.
La futura ley española reduciría la influencia política en la
gestión de las cajas, algo que el FMI apoya, y daría derecho de voto
a las cuotas participativas, un valor parecido a las acciones que
emitirían las cajas. Así ganarían atractivo para el inversor.
En cambio, de lo que habla el Fondo es de convertir todo el
capital social en acciones y permitir su compra por los bancos, algo
imposible actualmente.
En Noruega, por ejemplo, el banco DnB se fusionó en 2003 con la
caja de ahorros Nor, la mayor del país, y ahora forman el principal
grupo financiero, DnB Nor. El segundo accionista más importante es
la fundación vinculada a Nor.
La reforma en ese país fue gradual y comenzó en los 90 con la
emisión por parte de las cajas de "certificados de valores", algo
así como las cuotas participativas españolas.
Johnsen, del consejo directivo del fondo de rescate bancario de
Noruega, estuvo desde el principio a favor de la privatización
total, pero admite que la existencia de una minoría de propietarios
privados es suficiente para mejorar el desempeño de las cajas.
"El cotizar en bolsa eleva su transparencia y las somete a la
evaluación de los analistas y al debate público", dijo Johnsen.
Italia también optó en los 90 por separar la gestión bancaria de
las cajas de la obra social, que quedó en manos de "fondazioni".
"La rentabilidad, la estabilidad y la eficiencia subieron tras la
privatización. Tuvo mucho éxito", explicó Carletti, profesora del
European University Institute de Florencia.
La incorporación de las cajas a grupos bancarios privados
permitió la mejora de su gestión de riesgo y la especialización de
sus servicios, según Carletti.
Tanto en Noruega como en Italia el mayor obstáculo al cambio vino
de los políticos locales, que perdieron cuotas de poder, algo
también patente en el debate en España.
El FMI cree que la crisis actual es el momento perfecto, quizá
único, para encarar una reforma que a su juicio hará más resistente
el sistema financiero español. EFE