Dublín, 5 jul (EFE).- El Congreso de Sindicatos Irlandeses (Ictu) aseguró hoy que el rescate financiero de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) son una "camisa de fuerza" para los trabajadores, por lo que no descartó la posibilidad de apoyar una declaración de suspensión de pagos.
Así lo afirmó hoy el presidente del principal sindicato de este país, Jack O'Connor, quien recordó que, hasta ahora, la organización no ha apoyado la opción de la suspensión de pagos, aunque "quizá, haya que hacerlo" en el futuro.
El sindicalista calificó de "inmoral" el hecho de que la fuerza laboral irlandesa, con casi dos millones de trabajadores, se vea obligada a pagar las deudas acumuladas "imprudentemente" por el sistema bancario".
En este sentido, acusó al Banco Central Europeo (ECB) de convertir a las "antaño grandes instituciones del proyecto europeo" en "meras agencias de recolección de deudas para los grandes bancos", lo que, advirtió, "impide la recuperación e inflige miserias sobre sus ciudadanos".
En su opinión, Irlanda debe deshacerse de las ataduras de la "camisa de fuerza" impuesta por la UE y el FMI en el rescate financiero, valorado en 85.000 millones de euros y cuyas condiciones "ahogan cualquier posibilidad de crecimiento de la demanda interna", clave para la recuperación de la economía nacional.
El problema, recordó, radica en elegir una estrategia que desemboque en la renegociación de los términos del acuerdo alcanzado por el Gobierno irlandés y los dos organismos internacionales el pasado mes de diciembre.
Entre esas opciones, dijo O'Connor, está la de declarar la suspensión de pagos, una medida que hasta ahora no ha sido apoyada por Ictu porque, con toda seguridad, su aplicación provocaría la pérdida de "puestos de trabajo y de servicios públicos".
Sea como fuere, el sindicalista insistió en que la solución a la crisis irlandesa no pasa por reducirla a un "estrecho contexto nacional", sino que es necesario abordarla dentro de un "amplio marco europeo" que contemple, entre otras medidas, "la distribución de la responsabilidad" y la conversión del BCE en una entidad "democrática y capaz de rendir cuentas". EFE